La Casa Grande del Pueblo

La inquietud de los gobernantes por construir la Casa Grande del Pueblo da origen a la preparación de la Ley 313 de 7 de diciembre de 2012. Pasaron muchos meses para definir la adjudicación y contratación para el inicio de la obra en octubre de 2014.

Según los términos del contrato, el edificio debería estar concluido y próximo a ser entregado, puesto que el plazo fijado de 840 días calendario (28 meses), ya estaría por cumplirse.

Esta construcción, según el Estado, corresponde a un estilo “moderno tiwanacota”, destacando la idea de mostrar un trasplante del pasado milenario a la modernidad urbanística del centro de la Ciudad Maravilla, La Paz.

Se trata de un edificio pegado al actual Palacio de Gobierno, con ingreso principal por la calle Potosí, hace esquina con la calle Ayacucho, con acceso vehicular “oficial” complicado al igual que peatonal, 29 niveles estructura final, 23 salas de reuniones, despachos, auditorios y oficinas, sótanos y un nivel de ventilación. Al parecer, no especifica escaleras de emergencia, dispositivos contra incendios, otros que no se habría considerado como deficiencias y vulnerabilidades no previstas.

Se registra un presupuesto de Bs 252.4 millones (diseño, demolición, construcción y supervisión). El TGN registra un presupuesto de Bs 232.6 millones (Alejandra Pau).

La inspiración de construir la Casa Grande del Pueblo parecería, más bien, estar reflejada en la ideología del canciller David Choquehuanca, cuando en sus alocuciones se refiere al término Abya Yala. Recordemos que en la XLIV Asamblea General de la OEA, en Asunción, el 4 de junio de 2014 dijo: “…hagamos una mirada a nuestra América, a nuestra Abya Yala, de sur a norte, de oeste a este con una perspectiva distinta, desde el tiempo y el espacio y con nosotros adentro como protagonistas de esta parte de nuestra historia”. Abya Yala es el nombre dado al continente americano antes de la llegada de Cristóbal Colón y los europeos y cuando el pueblo Kuna de Panamá y Colombia determina que no es correcto que se llame “América” o “Nuevo Mundo”, porque son expresiones propias de los colonizadores y no de los pueblos originarios del continente.

Este edificio, indican los inspirados en su concepción, que será (o es) una copia de la Puerta del Sol. ¿Será que un bloque de cemento de 29 niveles se lo puede comparar con la “obra máxima del arte fantástico de los antiguos pueblos de los Andes y una de las maravillas arqueológicas de América… con una data, según algunos investigadores, de cerca de dieciséis mil años”? (Simone Waisbard, Tiahuanaco- pág. 180).

La presencia de un icono con arquitectura del pasado tiahuanacota, ¿en el futuro será admirado como uno de los grandes enigmas de aquel Imperio, y en medio del laberinto de paralelepípedos de cemento? La obsesión que los gobernantes de muchos países, en este caso de Bolivia, es que fijan sus visiones en costumbres de nuestros antepasados y llevan a expresar ciertas críticas y opiniones, como por ejemplo: “Mientras los asiáticos están guiados por el pragmatismo y obsesionados con el futuro, los latinoamericanos estamos guiados por la ideología y obsesionados con el pasado... La idea de que los vivos están guiados por los muertos está muy viva en la región”. (Basta de Historias, Andrés Oppenheimer, pág. 21).

La Casa Grande del Pueblo, a mi parecer, según la ideología de los dirigentes del socialismo del Siglo XXI, estaría encaminada hacia lo que tienen como objetivo “Las Casas del Pueblo” que, en países del sistema como el actual nuestro, las denominan “Sindicatos verticales”. En otra oportunidad se podrá exponer algo sobre ellas.