Las banderas de la Confederación Perú-Boliviana habían paseado victoriosas por los campos de batalla de Yanacocha, Socabaya, Umahuaca, Iruya y Montenegro contra los ejércitos de Agustín Gamarra y Salaverry en el Perú, los del dictador Juan Manuel Rosas de la Argentina y en Paucarpata contra la fuerza expedicionaria chilena enviada por Diego Portales y comandada por el vicealmirante Blanco Encalada.
La enseña boliviana había flameado triunfante desde Jujuy hasta el Ecuador. El general Andrés Santa Cruz, protector supremo de la Confederación, no precisaba nuevas anexiones, pues bastantes problemas internos habían quedado aún por resolver, sin embargo, sus ejércitos eran temidos y no conocían el amargo sabor de la derrota.