En lugar de producir se importa alimentos

Es increíble que el país, de ser productor se haya convertido en importador de alimentos. Los descuidos y políticas de nomeimportismo de los últimos diez años han significado que prácticamente se abandone las áreas rurales, se deje de producir alimentos y se los importe de países vecinos, con el consiguiente gasto de divisas y, por supuesto, la disminución de empleo en las áreas rurales.

La parte occidental de nuestro territorio es objeto de abandono por parte de los campesinos, ya que, desde la reforma agraria del 2 de agosto de 1953, el latifundio se ha convertido en minifundio y el reparto de títulos de tierras no ha servido más que para consolidar la imposibilidad de seguir con labores agrícolas porque amplios latifundios han dejado de producir lo que alimentaba a la población de los departamentos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Oruro y Potosí.

Santa Cruz, casi por regla excepcional, se ha convertido en el principal productor de productos como papas, tubérculos, hortalizas, frutas y otros que muchas regiones proveían a los mercados. La variedad de papas se la llegó a censar en un total de 232 calidades; hoy, pocos son los sembradíos que ofrezcan papas y, si lo hacen es en escasa cantidad y con calidad bastante deteriorada. El departamento cruceño y el tarijeño cultivan y cosechan aún papas, pero no con la calidad y cantidades de hace años. Los demás departamentos producen mínimas cantidades que sirven sólo a las poblaciones donde están asentados los terrenos que aún se cultiva; el resto está casi abandonado totalmente.

Todo el panorama de producción de alimentos en el país parece haber sufrido olvido y abandono por parte de las autoridades que no se han preocupado por convencer a antiguos moradores de áreas rurales para que retornen a sus sitios de origen, pero ofreciéndoles ayudas, posibilidad de lograr créditos, cooperación con semillas, abonos y herramientas; menos se puede pensar en la posibilidad de mecanizar las áreas cultivables. Hace más de diez años, con la participación directa de un dirigente de los campesinos se ha importado muchos tractores y maquinarias especiales para labores agrícolas que, se dijo, “fueron repartidas a comunidades agrarias” y jamás se supo cuál fue el destino de ellas.

Importar alimentos por las vías legales iguala a las partidas ingresadas por las vías del contrabando y lo raro es que ambas importaciones -legal e ilegal- muestran los mismos precios en los mercados de consumo. El contrabando de alimentos como de otros rubros del comercio se ha convertido en actividad primordial de quienes viven al margen de las leyes a través del ingreso al país y salidas de él de todo tipo de mercaderías; lo grave es que no hay autoridad que ponga coto a la actividad delictiva, pese a que se sabe los muchos daños que causa al país. El gobierno debería actuar con las leyes para suprimir el contrabando y no ser permisivo como ocurre en los últimos años.