Temas de la vida cotidiana
En nuestro medio frecuentemente vamos escuchando, con temor y asombro, que van aumentando los índices de cáncer en las personas de diferentes edades y condiciones sociales. El cáncer podría ser considerado como uno de los grandes males de los últimos siglos, ya que millones de personas en el mundo lo padecen y muchos mueren. Los factores que lo producen son muchos: genéticos y principalmente externos, donde se menciona elementos carcinógenos químicos, físicos y biológicos.
Según la Organización Mundial de la Salud, los principales tipos de cáncer son: pulmonar, hepático, gástrico, colorectal, mamario, de esófago. Como podemos apreciar, cuatro tipos de cáncer están relacionados con el sistema digestivo, por lo tanto tienen que ver con la alimentación y aquí nos detenemos en el análisis. Hoy tocaremos el tema del pan.
El pan forma parte de la alimentación desde hace unos 8.000 años antes de Cristo, cuando el ser humano se volvió sedentario e introdujo en su alimentación lo que hoy denominaríamos cereales. Algunas especies iniciales del trigo podrían haber dado lugar a su rudimentaria preparación, probablemente las masas elaboradas y secadas al sol, evolucionarían hasta los panes que tenemos ahora y forman parte de la mesa y la alimentación diaria en todo el mundo.
Con los antecedentes descritos, resulta terrible que en algunos lugares se emplee conservantes o bromato en la elaboración del pan, elementos que se han convertido en parte de nuestra alimentación y, por supuesto, los vamos introduciendo en el organismo.
No se trata de molestar a quienes producen pan, fácilmente el uso de conservantes puede ser comprobado con análisis de laboratorio. ¿Cómo negarse, entonces? ¿No han sentido alguna vez, en medio del pan, especies de cristales que al mascar se disuelven y dejan un sabor espantoso en la boca? Allí están compuestos químicos. Otras formas de detectarlos pueden ser por pesos, colores, olores o sabores. Al comprar tengamos cuidado, seamos selectivos, hay pan bueno en peso, calidad nutricional, libre de rarezas. Consumamos ese buen pan.
Es urgente que el uso de estos elementos que afectan la salud de la población (porque conservantes, bromatos y otros son cancerígenos), sea controlado, sancionado y eliminado en la elaboración del pan. Se debería efectuar frecuentemente análisis de laboratorio, controles de peso, contenido nutricional y, lo más importante, verificar que los panes estén libres de conservantes.
El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, a través de su intendencia, y el Ministerio de Salud deberían tomar urgentes medidas. No solo con multas y sanciones vamos a devolver salud a la gente, sino con acciones rápidas que eliminen estos elementos del pan. Se debería hacer batidas, inspecciones, ordenanzas, si es necesario leyes de la Nación. No podemos seguir intoxicándonos y mandando a la gente al cementerio por ganar unos pesos más y que la masa rinda más, que dure más. El cáncer es una enfermedad mortal y muy costosa, y si no hay conciencia para cuidar a los consumidores, que nos defienda el Estado, nuestras autoridades también comen pan. La gente pobre come y da a sus hijos pan con té, pan con agua o pan puro.
Tenemos derecho a consumir alimentos sanos y libres de elementos nocivos, tenemos derecho a una alimentación no solo digna, sino garantizada, esto también es Soberanía Alimentaria. Es un clamor urgente, que alguien haga algo y no estemos lamentando, como con el problema del agua, luego, todos queremos alimentarnos sin temor y consumir el pan nuestro sin el bromato de cada día.
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