Recuerdos del presente
Los turistas que entran a Bolivia están prohibidos de trabajar y estudiar, dice un sello que ahora usa Migraciones para los pasaportes de todos los extranjeros.
Seguramente por falta de espacio en el sello no se hizo una aclaración: “salvo que fuera usted venezolano o cubano”. Y, si todavía hubiera espacio: “o chino”.
El sello es una idea genial del gobierno nacional en su política de repudiar y ahuyentar el turismo, como las decisiones tomadas contra los turistas de Estados Unidos o Israel.
Trabajar, lo que se dice trabajar, el turista no podrá hacer en Bolivia, incluso sin el sello. Millones de bolivianos no tienen ningún sello así, y no pueden trabajar.
Salvo que el turista en cuestión optara por trabajar en el sector ilegal de la economía, donde las posibilidades son magníficas. Debe saber el turista que el sector formal y legal sólo representa 25% de la economía. Un mercado de trabajo muy restringido, copado por quienes tienen ese tipo de escrúpulos. Las mayores opciones están en el sector ilegal. Es nuestro blindaje.
Quizá la intención de la medida sea evitar que ese sector se llene de foráneos. Ya es suficiente la cantidad de oro y cocaína que llega del Perú con destino a la reexportación para que, además, vengan otros extranjeros a trabajar en ese sector, quitando a los bolivianos el pan de la boca.
El sello podía haber sido todavía más explícito. “Si usted encontrare un trabajo en el sector legal en Bolivia, deberá denunciarlo, porque atenta contra el monopolio de lo ilegal que estamos tratando de imponer con empeño revolucionario”.
Otros detalles que olvidó el sello. “Podrá usted trabajar como profesor universitario si demostrare haber egresado de una universidad extranjera, incluso si fuera mexicana”. Pero si usted no exhibiere el título, será repudiado y no podrá ni siquiera ser candidato a nada.
Como todo turista debería saber, las universidades bolivianas figuran entre las 100.000 mejores del mundo. En los últimos lugares, pero figuran. Es que los organismos que califican la calidad de las universidades son perversos sirvientes del imperialismo. Despreciables colonialistas.
Pero la verdad, la única verdad, es que aquello de trabajar y estudiar son dos actividades odiadas en Bolivia, porque son discriminatorias. “Quien llegare con esas intenciones, será expulsado”.
Sellado y rubricado.
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