Doña Petrona y su perrito Chico esperan la solidaridad de la gente

Con su raído sombrero en el piso, acompañada por Chico, un perrito criollo pequeño vestido con un chaleco viejo, así espera la señora Petrona Machaca la solidaridad de la gente que pasa por el lugar. A sus espaldas se levanta imponente, el nuevo edificio del Ministerio de Economía, aquel que quisieron vestir con alfombras persas mientras en sus aceras una anciana sola ruega por unas monedas.

La señora Petrona es una de las tantas ancianas que deambulan por el centro paceño en busca de unas monedas. Muchos pasan por su lado ignorando su mano extendida y es que es hasta común ver en las calles paceñas personas, sobre todo, ancianos pidiendo limosna. La imagen cotidiana volvió duros e indiferentes a gran parte de los paceños.

Solo unos pocos se inclinan a darle unas monedas sintiendo que con ese acto de caridad han cumplido con su conciencia.

“Me duele el pie” se lamenta la señora Petrona y cuenta que hace tiempo se tropezó en una de las aceras del centro de la ciudad y se lastimó el tobillo. Solamente se atiende la molestia con hierbas, como puede. No recibió ningún tipo de atención médica.

Cuenta que también hace un tiempo sufrió una caída al bajar del bus de la línea 2 con tan mala suerte que se fracturó la nariz y le sangró mucho.

Está prácticamente sola. Su esposo falleció hace muchos años. Tiene dos hermanos que no sabe dónde están y un hijo que se volvió alcohólico desde que años atrás falleciera su esposa.

La única compañía que no la abandona es Chico, un can criollo, que se pone alerta cuando alguna persona se acerca, pero enseguida menea la cola y reclama caricias porque sabe que a su humana la quieren ayudar.

Solamente se tienen el uno al otro. Petrona y Chico tienen la misma mirada que pide atención, protección y cariño. Esperan la solidaridad de la ciudadanía.