El 21 de enero se recordó la fundación de la Caja Ferroviaria, que ahora ya no existe, hecho por el cual se celebra el Día del Ferroviario. Fue el Capitán del Chaco, Germán Busch, quien dijo: “Con hombres como los ferroviarios, Bolivia será grande”. Pero la vorágine de la politiquería siempre ha acechado a las progresistas y nobles intenciones del verdadero pueblo boliviano. Así surgieron nefastas leyes, disposiciones personales y partidistas para desmantelar y hacer desaparecer el Ferrocarril Eléctrico Guaqui-La Paz.
No obstante, es necesario recordar glorias pasadas y la historia no se la debe olvidar. Cuando Chile cerró los puertos detentados de Antofagasta y Arica, Bolivia pudo subsistir con la creación del Ferrocarril Guaqui-La Paz y junto a los hermanos peruanos iniciar la navegación por el lago Titicaca y la ruta férrea Puno - Arequipa, Mollendo – Matarani. Con esa comunicación vital, las cargas de importación y exportación fueron liberadas hacia y desde el Pacífico.
Es enaltecedora la patriótica e innegable labor que cumplió el ferrocarril con el traslado de abastecimientos para el ejército durante la Guerra del Chaco y también trasladando los minerales de Oruro y Potosí que en 1952 habían sido detenidos y embargados en los puertos detentados por los chilenos.
En La Paz el ferrocarril había extendido sus ramales hasta llegar a las fábricas Said, Soligno, Forno y molineras para la producción de textiles y cereales, respectivamente. Los trenes llegaban y salían de Guaqui durante las 24 horas, con encomiable labor para el crecimiento de la ciudad capital. A la ciudad de El Alto, que estaba en pleno desarrollo, llegaron las locomotoras a vapor para abastecer de agua a los primeros habitantes de la Ceja.
Propiamente la oligarquía chilena sustentó la supresión de nuestro ferrocarril de salida por el Perú, porque por la transferencia de nuestras importaciones y exportaciones obtiene grandes dividendos.
En la frontera con el país vecino, los trabajadores del autotransporte boliviano soportan intenso frío por los nevados del entorno y son objeto de abusos. Esta situación es producto de la violación del Tratado de 1904, y por garrafales errores cometidos por los gobiernos de turno en Bolivia, al congraciarse con Chile mediante la construcción de la carretera Patacamaya - Tambo Quemado, que sirve más para el crecimiento económico y potenciamiento bélico de ese país. Con ese tráfico se evitó la salida de los ferrocarriles por el Perú.
En consecuencia se debe asumir medidas como:
- Reconstruir el Ferrocarril El Alto Guaqui con trocha ancha.
- Construir el tramo Guaqui - Desaguadero para empalmar con la ferrovía peruana Puno - Matarani - Mollendo.
Son factibles esas obras para salvar a Bolivia del enclaustramiento. Existen ingentes recursos económicos provenientes de las grandes ventas de gas a la Argentina y Brasil, de los que una parte podría ser destinada a esas obras que necesita nuestra amada Patria con urgencia.
Que los trabajadores ferroviarios, sus hijos y nietos sepan que teníamos y tenemos que tener los rieles de hierro y acero que forjaron desarrollo. Hoy los trenes Bala son signos de progreso, modernidad y grandeza de las naciones. Si Dios quiere volverán a recorrer todos los confines de la Patria y comunicarán de costa a costa los océanos.
Como se lee en el libro “Guano, salitre y Sangre” del gran patriota Roberto Querejazu Calvo, nuestra tragedia se debe a la Guerra del Pacífico. Pero podemos orientar nuestra conducta y mejorar la conducción de la amada Patria, con la convicción de un resurgimiento con unidad y dignidad.
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