La Paz, 29 de enero de 1810
La revolución de La Paz preparada con meses de anticipación, finalmente había triunfado la noche del 16 de julio de 1809, aprovechando la festividad de N. S. del Carmen. Pedro Domingo Murillo y otros vale-rosos revolucionarios depusieron a las autoridades españolas e instalaron la Junta Tuitiva y se lanzó una proclama que instaba a organizar un sistema nuevo de gobierno.
Sin embargo, la represión realista no se dejó esperar, muy pronto los revolucionarios son capturados, y conducidos ante el sanguinario Goyeneche, y tras un proceso se dictaminó la pena de muerte en la horca de todos los insurrectos. Así, el 29 de enero de 1810, nueve revolucionarios, entre ellos, Murillo, son ejecutados en la Plaza de Ar-mas de La Paz. En el momento de la ejecución Murillo pronuncia: “¡La tea que dejo encendida nadie la apagará!”.
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