Gregorio Alcón: “Fotografiar es mi vida”

Don Gregorio Alcón, de 83 años, permanece en la plaza Alonso de Mendoza, a lado de su cámara fotográfica que la sostiene un trípode, de la cual dijo que data de 1918, según relató ayer a EL DIARIO, a tiempo de remarcar que es la que le dio el sustento y grandes satisfacciones.

“Las cosas ya no son como antes, expresa con melancolía, Alcón. Todo ha cambiado para nosotros, ahora las fotos son digitales, hasta el celular puede hacerlo todo, me enoja cuando la gente me dice es mejor el estudio, pero ¿qué se hace en un estudio?, si todo es digital, ya no se necesita tanto trabajo; recuerdo que en años pasados las fotos en estudio se revelaba todo con blanco y negro, lo que no era fácil, pues las fotos debían trabajarse y se entregaban en 24 horas, después de retocarlas en película plana.

PRIMERAS CÁMARAS

Kodak es la casa que me entregó mi cámara, dijo con melancolía. En esa época sólo había cámaras hechas en Alemana. En el año 1918 –si mal no recuerdo– el señor Marcos Kavlin llegó a Oruro, con su papá, y luego en un terreno situado en la calle Potosí se instaló la Casa Kavlin, la que tenía todo tipo de artículos para fotografía y además poseía mucho prestigio.

En ese tiempo, se inventaron varios tipos de cámaras, algunos con rollos y otras fijas, la que más recuerdo fue la última que tenía un rollo a colores, esa era la mejor máquina, la resolución, como se fijaban los colores y hasta el papel era fino.

El dueño de la casa, Marcos Kavlin, fue un hombre muy generoso, él daba descuentos a los fotógrafos, además teníamos aguinaldo de rollos, papeles y nos enseña ba los trucos de la cámara; como todos él murió y su hijo se fue a Alemania, el que se quedó con la tienda fue su yerno. Él fracasó por los contrabandistas de la Uyustus, vendía en 35 bolivianos un rollo de película y los contrabandistas vendían en 10 bolivianos, lo mismo el papel y al final la tienda se fue a la quiebra. La casa Agfa es la única que aún puede dar material.

LAS CÁMARAS SE CONSERVAN

La cámara que don Gregorio Alcón posee es la misma, no cambié nada dijo, ni los trípodes, porque es un requerimiento de la Alcaldía, lo malo es que ya no tengo papel para sacar en blanco y negro, la caja cuesta Bs. 400, lo que me entristece es que no puedo sacar copias, (suspira) me piden, algunos de mis clientes se acercan y recuerdan “tú me sacaste una foto con mi famiia ahora mis hijos están lejos y quiero una copia, lamentablemente no puede hacerlo por falta de papel, tengo todo el material fijador y revelador, pero no tengo papel.

UNA VIDA DETRÁS DEL LENTE

El Señor Alcón trabaja 50 años detrás del lente fotográfico. Cuenta que su trabajo empezó el año 1940. La imagen fija fue un boom y se apasionó tanto que dejó el colegio para dedicarse a sólo trabajar , lo que no fue fácil, dijo. Tuve que competir con varios peruanos que vinieron a trabajar y algunos de nosotros fuimos hasta la Guerra pero sin ningún beneficio, vimos pasar muchas etapas de la vida y a pesar de que pudimos sacar adelante a nuestras familias, no pudimos salir adelante, recuerdo a algunos compañeros: Calancha, Jordán, Don Julio Cordero y otros más que fuimos los primeros que comenzamos en este arte”.

EN PROVINCIAS

“Lo triste es que muchos de nosotros fuimos víctimas del robo de gente que no tuvo ni un poco de consideración, ni respeto por el trabajo de años. Poseía fotos que realicé de la ciudad de La Paz, del primer edificio edificado, la Universidad Mayor de San Andrés, y muchas otras imágenes de provincias, como Tipuani, Villazón, Tupiza, Atocha y La Quiaca. En cada aniversario tuve la oportunidad de guardar imágenes de antaño. Retraté equipos de futbol, carnavales, aniversarios. Las fiestas favorecían mucho en Arapata, el primero de mayo; 24 de agosto, Chulumani; 5 de agosto, Irupana; y 20 de octubre, Coroico”.

PERSONAJES RETRATADOS

“Recuerdo los cuarteles donde retrataba a los oficiales, de cuerpo entero, especialmente en Guaqui, había barcos que venían a vapor: El Ollante, Kolla, Inca todos eran grandes, retraté los marineros, fueron días maravillosos” ,agregó Alcón, con un suspiro de añoranza.