La presidenta de la Aduana Nacional informó que esa entidad ha entregado a los Ministerios de la Presidencia y Economía, un total de 2.930 toneladas de mercadería incautada y que tiene un valor de 18,9 millones de dólares “en aplicación de la Ley Financiera 317 de diciembre de 2012”. Por otra parte, ampliando su información, dijo que “se procedió a la destrucción de 3.814 toneladas de mercancía, asimismo, 933 toneladas de bienes en situación de abandono”.
La información es clara; pero, si bien esa ley de diciembre de 2012 dispone que esas incautaciones sean distribuidas equitativamente entre instituciones de bien público, no existe información por parte de ambos ministerios acerca de a quiénes fueron entregados; además, qué tipo de mercadería se entregó y cuáles son sus valores; finalmente, si hay conformidad de recepción de las entidades o instituciones a las que se habría entregado semejante cantidad de bienes. Para concluir, la misma Aduana tendría que explicar cómo y por qué se destruyó mercadería con un peso de 3.813 toneladas (76.280 quintales) y cuál es la mercadería “en situación de abandono” con un peso 933 toneladas (18.660 quintales).
En general, no hay información pormenorizada sobre bienes tan importantes y con valores extremadamente altos, cuando lo correcto es que se debía publicar datos precisos sobre los recipendiarios con los respectivos recibos de entrega y recepción. Dejar al azar informaciones que deben ser precisas no es bueno ni para la Aduana y mucho menos para ambos ministerios, habida cuenta de que muchas veces inclusive las donaciones de artículos y alimentos por organismos internacionales son repartidos entre militantes de la política partidista o entidades afines a las autoridades; en otras palabras, no fueron beneficiados realmente quienes precisaban de todo ello o, en su caso, se debería proceder a su venta para que ese dinero sirva para la adquisición de lo que realmente se necesita, especialmente en asilos, hospitales, etc.
La información de Aduana es clara; pero, en todo caso, la colectividad necesita saber, en detalle y con datos precisos, cuáles fueron los destinos finales de la mercadería incautada y entregada a dos carteras de gobierno, porque es necesario despejar sospechas, susceptibilidades y hasta suposiciones, como ha ocurrido muchas veces, inclusive con donaciones de organismos internacionales, que han establecido que, por ejemplo, alimentos son vendidos por determinadas autoridades en los mercados de abasto, hechos que también han ocurrido en nuestro país y que actualmente se encuentran en mercados.
Es importante que el gobierno disponga de la información pormenorizada de todo lo que sostiene la Aduana en su informativo que, de todos modos debe ser completado.
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