Prado y Piñera ¿negocios son negocios?

Según un diario digital chileno, en el momento de ser escrito este texto, el ex presidente Sebastián Piñera llevaba “77 días sin transparentar inversiones de Bancard”. Para los no enterados, se trata de un supuesto conflicto de intereses en la adquisición de acciones de una pesquera peruana durante el juicio en La Haya entre Perú y Chile, que habría beneficiado al ex mandatario. Se supone que la justicia chilena está investigando el asunto. (ver: “Chile perdió frente a Perú en La Haya ¿Piñera ganó?”, EL DIARIO 22/nov/16)

De ser cierto ese hecho, no sería el primero en el contexto de las relaciones entre Perú y Chile. Durante la contienda que enfrentó a Bolivia y Perú contra Chile, a raíz de la agresión de este último, ocurrió algo semejante aunque, si cabe, en condiciones más dramáticas, pues mientras ciudadanos bolivianos y peruanos defendían el territorio peruano y el Gran Almirante Miguel Grau se enfrentaba a la escuadra chilena, ésta era alimentada con carbón extraído por una empresa de propiedad del entonces presidente peruano Mariano I. Prado. Es decir que Prado le vendía carbón a la marina chilena para que sus buques ataquen y posteriormente acaben con la vida del héroe peruano boliviano, ¿negocios son negocios?

Parece que en algunos niveles de la sociedad la ética se agota y es reemplazada por la búsqueda de beneficios, sin observar otro tipo de valores que no sea el incremento del valor de la riqueza propia. Tal vez otro tipo de ética, el de la riqueza aética, si es permitido este término, en cuya consecución, me refiero a la riqueza, no se observa ninguna regla ni valor siendo el único referente su mayor incremento.

Tal vez Piñera sea investigado y se determine si es inocente o culpable, es un tema ajeno a los bolivianos, no es así el caso de Prado, acusado de traidor por parte de la sociedad peruana, pues su abandono no solo dañó al Perú, sino que, por sus efectos en los resultados de la guerra, afectó también a Bolivia. No fue juzgado por la justicia y la historia fue benevolente, pues dejando un poco de lado los negocios que realizó en plena guerra entre “su patria” y Bolivia contra Chile, la discusión se centró en la fuga que habría protagonizado en diciembre de 1879, con el pretexto de adquirir material bélico en el exterior. Sus defensores, especialmente descendientes suyos, buscaron justificar el viaje señalando, además, que los recursos recaudados para apoyar el esfuerzo de la guerra, no fueron llevados por él sino por otra persona, como si esto fuera impedimento para su apropiación o distribución.

En todo caso si sobre este tema no hay total acuerdo, no parece ser igual en lo referido a los negocios del ex presidente peruano, en Chile, antes, durante y después de la guerra; tema sobre el que hay suficiente documentación y si se iniciaron cuando aparentemente no se podía anticipar el conflicto, se mantuvieron después de iniciada la guerra, dejándole importantes ganancias.