Un incidente acerca de la situación de ciudadanos bolivianos que radican en la república Argentina, ha agitado el ambiente diplomático entre las dos naciones, originando una serie de entredichos a raíz de disposiciones del actual gobierno de la Casa Rosada.
El tratamiento alcanzó nivel candente por la reacción del gobierno de La Paz y la voluntad del gobierno de Buenos Aires no solo de mantener su posición, sino inclusive acentuarla aún más. En todo caso, el problema ha puesto en la mesa un asunto de grandes alcances y de vieja data, sin que nunca que se le haya dado solución de fondo.
En primer lugar, no se debe olvidar que en Argentina viven alrededor de tres millones (o más) de ciudadanos bolivianos, radicados en especial en Buenos Aires. Esa gran población realiza labores positivas y, en algunos casos, negativas. En particular, se denuncia que ciertos elementos incurren en tráfico de cocaína, marihuana, delincuencia, etc., que obligaron a sanciones carcelarias y otras.
Empero, el asunto no es tan sencillo que se diga. En efecto, plantear el problema en la forma superficial como se está procediendo no tiene valor alguno y más bien tiende a agravar la cuestión e inclusive convertirse en un caso político. Se está agarrando el tema por sus efectos y no por sus causas.
Lo que en realidad debe hacer el gobierno de Bolivia, donde radica el origen del asunto, en primer lugar es atacar las causas que han originado una migración masiva, como la que se conoce. ¿Por qué motivos se trasladan a vivir a Argentina tantos ciudadanos bolivianos, dejando su país poco menos que vacío, como también se producen migraciones a Estados Unidos, Italia, España, etc.?
Así mismo, se debe considerar ¿por qué motivos, Argentina y otras naciones se han convertido en el destino no solo de obreros, sino también de notables profesionales que pese a que aman a su país, se ven obligados a buscar otros lugares dónde vivir?
No se trata, en este caso, de solo defender a los ciudadanos bolivianos con problemas en países extraños, sino también encontrar las causas que determinan esos conflictos que estallan como asuntos aislados y solo permiten tomar en cuenta lo secundario y no lo principal. Si el gobierno boliviano tuviese la perspectiva de resolver las causas que originan la fuga de su población, no se encontraría con dificultades manifiestas. Así mismo, si las autoridades bolivianas adoptaran las medidas adecuadas, lo que podría ocurrir es que miles de bolivianos que viven como exiliados en todo el mundo vuelvan a su tierra a desarrollar sus esfuerzos y crear la grandeza de la Nación. Solamente en esa forma se pondrá fin en forma total y definitiva a conflictos domésticos, como los que ahora se enfrenta. Entre tanto, los ciudadanos bolivianos seguirán “vaciándose” a Argentina y otras naciones, decidiendo, a la par, no volver más a su terruño.
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