Stroessner o el retroceso político

Con el slogan de “paz y orden”, Alfredo Stroessner derribó al presidente Federico Chaves, hace aproximadamente 63 años, en el Paraguay.

El pueblo paraguayo, en consecuencia, fue supeditado a los designios de una dictadura, al servicio de minorías privilegiadas, por más de 30 años, entre la década del 30 y el 80, del siglo pasado. La actitud fue asumida en connivencia con el partido Colorado que representaba a los grandes propietarios rurales. Este ha conjugado con el discurso autoritario y por lo tanto ha encubierto sus aberraciones políticas.

Alfredo Stroessner, descendiente de alemanes y por lo tanto admirador del nazismo, llegó al poder mediante un golpe de Estado, en mayo de 1954. Y expulsado de él, mediante una acción castrense similar, en fecha 3 de febrero de 1989. Por octava vez fue re-electo de acuerdo con la Constitución Política de Estado modificada en 1977.

Stroessner, para mantenerse en el poder, aniquiló a la oposición, sin contemplación alguna. Estableció, asimismo, el estado de sitio, renovado, de forma sistemática, cada 90 días. De esta manera llegó a controlar el descontento y la frustración ciudadanas.

La inestabilidad política, reinante entonces, fue el caldo de cultivo para que el espectro del autoritarismo haya levantado cabeza, en desmedro del entendimiento civilizado, cuya máxima expresión es la democracia, de todos los tiempos.

Con la llegada de aquél al gobierno nacional cambió el curso de la historia paraguaya. Por consiguiente: mediante el poder absoluto desplegó una salvaje represión en contra de quienes disentían con su régimen. Las cárceles se llenaron de presos políticos. Muchos de ellos, encarcelados injustamente, eran meritorios y conocidos líderes, no sólo en su país sino en la región.

Por lo visto se conculcaron las libertades ciudadanas. Se cancelaron las actividades partidarias. Y se controlaron los medios de comunicación.

Empero para algunos este gobierno se constituía en un modelo de la “democracia viable”, no obstante que sus falencias eran notorias y repudiadas, ni duda cabe, por la comunidad internacional.

En suma: Paraguay ha sido también víctima del retroceso político.