Estética
El cuidado bucal por lo general se limita al lavado de los dientes para evitar las caries, pero se le resta importancia a la maloclusión, que es la mala alineación dental, la que causa, entre otros problemas, la mordida cruzada y afecta al normal desarrollo de la estructura facial, que deriva en dificultades dentales, óseas y de dicción.
“La mordida cruzada es uno de los problemas de malocusión más común y se caracteriza porque uno o varios dientes del maxilar superior, al cerrar la boca (mordida), queda por detrás de los dientes del maxilar inferior, siendo lo normal que la mordida de los dientes del maxilar superior queden por delante del inferior con un espacio de dos milímetros entre uno y otro”, explica el ortodoncista Rufo Chávez.
Según el especialista, la mordida cruzada puede tener tres componentes en función a su origen: dental cuando los maxilares se encuentran en su posición correcta, pero son los dientes los que se inclinan hacia el interior; ósea cuando el maxilar superior tiene un tamaño menor al de la mandíbula; la tercera es una combinación de ambos factores.
“Cuando la mordida cruzada tiene su origen en un problema óseo es más frecuente efectuar una cirugía para corregirla, a diferencia del dental que puede ser tratado a partir de los 8 años en adelante y mientras el hueso maxilar esté en desarrollo, que oscila entre los 17 a 18 años”, afirma Chávez.
CAUSAS
Chávez asegura que el problema de la mordida cruzada tiene diversos factores dependiendo si se trata de una mordida cruzada anterior o posterior. En la primera tiene incidencia la herencia genética, malos hábitos al morder con la mandíbula hacia adelante, dientes temporales que no caen y lesiones traumáticas, entre otros.
“En la mordida cruzada anterior por causa traumática, en algunos casos se debe a la mala posición que se adopta al dormir y en otros casos porque en el parto el ginecólogo hace una mala maniobra al sacar al bebé al sujetarlo de la mandíbula y lo jala provocando una lesión en el cóndilo de la articulación temporomandibular”, enfatiza el ortodoncista.
El especialista agrega que en la mordida cruzada posterior también existen factores genéticos como la hipoplasia del maxilar e hiperplasia mandibular; malos hábitos como la respiración bucal, succión anómala, deglución infantil e interposición lingual, además de traumatismos en la dentición temporal que hace que se desplacen los dientes primarios y se inclinen hacia el paladar, entre otros.
“Por lo general, los niños de primaria tienen el mal hábito de introducir objetos en la boca ya sean lápices, bolígrafos o diferentes productos que los aprisionan con los maxilares. En otros casos por llamar la atención de los padres se ponen nerviosos y llevan la mandíbula hacia adelante cuando el maxilar está en crecimiento”, recuerda Chávez.
El ortodoncista asegura que en su experiencia en consulta, hay más varones que mujeres que son afectados por este problema dental debido a que la mujer tiene una mandíbula más pequeña y la mordida que presenta es convexa. En cambio en el varón al tener un rostro más recto la mordida tiende a ser cóncava.
TRATAMIENTO
Por lo general, son las madres las que detectan que algo anda mal con sus hijos, porque no pueden pronunciar algunas palabras como la P, F ó S que requiere que la dentadura esté en cierta posición y es la causa de que algunos niños de su edad al ver esta dificultad se burlen de quien la padece.
“La mordida cruzada debe ser tratada lo antes posible en la niñez, porque al encontrarse en una fase de desarrollo tanto los músculos como los huesos, será más sencillo devolverlos a su posición y favorecer su crecimiento correcto. En esta etapa se utiliza un aparato extensor en el paladar y se ensancha progresivamente mediante una llave”, agrega Chávez.
El dentista afirma que a partir de los 10 años se opta por un aparato fijo, que puede solucionar el problema en un año, si el paciente es constante, y si va a sus controles regulares, en otros casos, se puede prolongar hasta 2 años, pero lo importante es que las personas lo hagan hasta antes de cumplir los 17 ó 18 años, que es cuando la solución no es quirúrgica.
“En cambio si se trata de adultos, el tratamiento se vuelve más complejo ya que el desarrollo ha finalizado y es más difícil moldear la posición de los huesos, que pocas veces se logra corregir en combinación con otros aparatos, pero si la desviación del maxilar es muy severa y el paladar es muy estrecho, se puede combinar la ortodoncia con una cirugía correctiva”, aconseja el profesional.
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