Buscando la verdad
Cuando las exportaciones del país subían y subían sin parar, haciendo que los dólares llegaran a raudales -como nunca en la historia- provocando altísimos e inimaginables superávits haciendo que las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB) treparan y treparan, era para festejar.
El PIB crecía y crecía gracias al motorcito de la demanda interna impulsada por el gasto fiscal y la inversión pública, apalancados éstos en el inédito dividendo de la exportación de hidrocarburos y minerales así como en el virtuoso movimiento económico derivado de la actividad productiva, comercial y exportadora no tradicional. Esto elevó nuestras RIN a niveles insospechados, comparables solo con la China en su significación sobre el PIB (casi 50%), generando un alto respaldo para la moneda y la economía boliviana.
A estas alturas, es imposible pensar ya -mucho menos negar- que tan buenos resultados se hubieran logrado sin que las exportaciones jugaran el rol preponderante de prodigar más de 100.000 millones de dólares entre el 2006 y 2016, considerando entre ellas las remesas de los trabajadores en el exterior y el turismo receptivo (exportación de servicios).
Alguito más: del 2006 al 2014, el superávit del comercio exterior superó los 16.000 millones de dólares, de ahí el incremento de las RIN del BCB hasta un máximo de 15.563 millones (dato del 10.11.2014). Parecía que tal racha sería imparable, pero desde el 2015 “algo” ha cambiado, lamentablemente, no para bien. El PIB crece menos, las exportaciones y las RIN caen y lo que sube es el endeudamiento.
Constatando que el actual monto de las RIN ha bajado a niveles del año 2010, hasta 9.993 millones de dólares (dato al 20.1.2017); que las exportaciones del 2016 se desmoronaron hasta cerca de su nivel del 2008 y que el déficit comercial del pasado año se convirtió en el mayor de la historia de Bolivia (-1.213 millones de dólares) algo hay que hacer para reanimar las exportaciones.
Frente a un escenario internacional que tiende a complicarse, para que mañana no aumente la presión sobre el tipo de cambio y se tenga que recurrir a un mayor endeudamiento, sabio sería apostar por un sector con gran capacidad de reacción a corto plazo como el no tradicional, agropecuario, agroindustrial, forestal y manufacturero.
Solo liberando de restricciones a las exportaciones y forjando la competitividad sistémica del país se generará más divisas, empleos e ingresos, y el PIB crecerá sostenida y sosteniblemente en el tiempo.
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
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