[Armando Mariaca]

Los “muros” del Sr. Trump


Con tenacidad digna de mejores objetivos, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido la construcción de un muro en la frontera con México; un muro que, lamentablemente, ya tuvo sus inicios allá por el año 2000 y que, felizmente, no continuó. Se trata de una obra que ha costado muchos millones de dólares al país del norte, pero ha dado lugar a que quede una mancha de vergüenza para el mismo país siempre amante de la justicia, las libertades y la democracia.

El Presidente estadounidense cree que el muro “es necesario para evitar el paso del narcotráfico y la inmigración ilegal”; pero, no toma en cuenta que esa obra implica vulneración a los derechos de las naciones, atenta contra los derechos humanos, coarta las libertades y daña la propia economía estadounidense. Dice que “México pagará la factura de la construcción del muro” y recibió la respuesta contundente del Presidente mexicano: “No pagaremos ninguna cuenta por ese muro”; pero, el Sr. Trump, soberbio y petulante, ha expresado que “habrá recargos arancelarios del 20% sobre las importaciones que se hagan desde México”.

El que México “pague como sea la construcción del muro” implica un grave atentado no sólo para sí sino para los Estados Unidos porque ese recargo del 20% impedirá que México exporte más y la población estadounidense tendrá que pagar más por lo usado o consumido que sea procedente del vecino país. La medida, pues, es atentatoria por todo lado, al margen de que pone trabas serias al desarrollo mexicano y encarece el costo de vida de los estadounidenses.

Construir el muro significa repetición del muro de Berlín que, felizmente, fue destruido el año 1989 y que determinó la caída estrepitosa del comunismo en todo el mundo. El muro de Berlín ha sido la vergüenza de la humanidad desde el mismo momento en que la dictadura comunista de Alemania Oriental, por decisión de la Unión Soviética, ha decidido esa construcción para evitar el paso de alemanes hacia occidente en busca de libertad y, en caso de violar la prohibición de pasar por el muro o por cualquier medio, la orden de matar era terminante y murieron miles de personas que buscaban liberarse del régimen de oprobio como fue el germano oriental.

Por su parte, Israel construyó muros con miras a separar su territorio de la gobernación palestina; el hecho determinó la condena mundial por ser atentado contra ambos pueblos, israelí y palestino; pero Israel alegó que el muro implicaba seguridad de su población que era blanco de guerrillas y francotiradores palestinos.

Pero, el Sr. Trump, no solamente construirá el muro en la frontera mexicana sino que, desde inicios de su gobierno, ya construyó varios muros, como son las políticas separatistas, los severos controles a la migración, el retiro de los Estados Unidos del tratado TPP que significaba beneficios económicos no solamente para los países asiáticos sino para Estados Unidos; su amenaza en relación con tratados de integración, cual es el caso de la unidad México-Estados Unidos-Canadá que reporta muchísimos beneficios a las economías de los tres países. No está alejado el momento en que determine que todo programa de desarrollo y cooperación para el Cuarto y Tercer Mundo dejarán de tener validez; nada raro que patrocine una lucha racista (¿reavivar el Ku-klux-klan?) y, por supuesto, medidas contra los inmigrantes llegados de otros países latinoamericanos, africanos, asiáticos, etc. sin tener en cuenta que Estados Unidos está conformado por multiples razas llegadas de todo el mundo. Son muchos los “muros” que seguramente construirá el Sr. Trump porque cree que, con ello, fortalecerá a su país, lo hará una gran potencia para ser respetado.

¿Qué logrará el Sr. Trump con políticas tan negativas y contrarias a toda racionalidad, sentido común, de integración y fraternidad entre los pueblos? Seguramente habrá rechazo y hasta temor a su país que, hasta el 19 de enero pasado, ha sido visto como el campeón de la justicia, la libertad y la democracia. EEUU, conjuntamente países del Cuarto y Tercer Mundo, aún padece estragos que causa la pobreza; el posible costo del muro será de 15 a 20 mil millones de dólares y habría que preguntar: ¿Cuánto lograría EEUU y el mundo pobre con la inversión de tal cantidad de dinero que, en buenas cuentas es el doble de la fortuna que dice tener el Sr. Trump?

Elevar muros, pasar la vergüenza por parte de muchas generaciones, ignorar los derechos de los demás y hacer sentir el poderío de un partido (Republicano) y de un presidente, parece que nada significa; pero, ¿cuáles serán las consecuencias si se desarrollan estas políticas degradadoras de la libertad, la justicia y la democracia?

La humanidad vive la vergüenza del armamentismo, de las guerras, de los desatinos de muchos gobiernos, del narcotráfico, de las políticas ególatras y acomplejadas de muchos que sólo tienen poder sin merecerlo y hacen ostentación de lo que gastan dineros del pueblo; tristes realidades que se viven y, sobre todo ello, desconocer los derechos humanos por parte de quienes totalitarios y ricos en bienes pero sin moral ni valores.

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