Danza de millones y mendigos en las calles

Día a día, cuando el paceño transita por sus calles o por los barrios periféricos, observa con total asombro la presencia de hombres, mujeres y niños con rasgos somáticos notoriamente característicos de las razas autóctonas de Bolivia, nada menos que implorando con sus manos extendidas para que los transeúntes les otorguen algunas monedas para su subsistencia. En palabras sencillas: bolivianos, bolivianas y niños mendigando.

Y la sorpresa está ocasionada por la difusión diaria y repetitiva en los medios de comunicación (especialmente la TV), informando de gastos gubernamentales en cantidades súper millonarias.

Inversiones aquí y acullá para tal o cual motivo. Millones de dólares van, millones de dólares vienen (de China).

Y por ahí también las noticias de información deportiva anunciando que el futbolista extranjero que llegó a Bolivia gana un sueldo de veinte mil dólares; el otro cuarenta mil “verdes”; el DT europeo otros miles mensuales; y así también: danza de millones de dólares americanos.

Toda esa actividad informativa de millones y más millones de dólares causa estupor, pues al ver a toda esa gente proveniente del campo y las provincias pidiendo limosna en las calles, conmueve.

Las escenas son desgarradoras cuando vemos también a niños, criaturas con los pies desnudos en el frío paceño, cantando y bailando para atraer la atención pública. Para qué comentar más estas visiones. Todos los paceños son testigos de estas afirmaciones.

POSIBLE SOLUCIÓN

El largo preámbulo tiene el objetivo de llamar a la reflexión a sectores gubernamentales y no gubernamentales sobre este hecho que no ocasiona un comentario favorable sobre la utilización del dinero estatal y donaciones o préstamos de países extranjeros.

La construcción o habilitación de algún inmueble con un reducidísimo personal administrativo, algunas enfermeras, voluntarios que siempre existen e inclusive estudiantes de medicina, podrían atender a todos esos compatriotas en el aspecto del hospedaje, alimentación y la búsqueda de alguna fuente de trabajo remunerado.

Los niños también merecen un trato especial y humanitario porque ellos habitarán este suelo en un futuro próximo.

El país tiene todos los medios para buscar una vida mejor para estos bolivianos desamparados. Sólo falta algo de imaginación y sobre todo… ¡voluntad de servicio!