Episodio político es inmotivado

Resulta totalmente inmotivado que el episodio del ex romance del presidente Evo Morales sea empleado para crear tensiones políticas. Se suponía que el caso estaba superado, con el hecho de que la dama del caso está cumpliendo reclusión penal por sindicaciones de carácter ordinario.

Dada esta condición, no corresponde que se la utilice para protagonizar una solicitada televisiva destinada a un caso político que, se diga lo que se diga, en el fondo no hace más que dañar la imagen presidencial, porque inevitablemente tiene que suponerse que se trata de la instrumentalización de una reclusa para fines políticos.

Dicha dama obtuvo un alto cargo en la empresa china CMC, con la que el gobierno suscribió contratos por un monto global de más de 500 millones de dólares. Lástima que en su presentación del domingo en una estación televisiva hubiera expresado que obtuvo el cargo porque tenía relaciones íntimas con un funcionario de dicha empresa.

Con ello, eleva el grado de desprestigio personal que alcanzó, pues a través de ese medio ha logrado una fortuna y un bien vivir que, hasta ahora, pese a estar recluida en un penal, lo sigue poniendo de manifiesto.

Por estas y otras situaciones igualmente descalificadas, el empeño que tuvo en la solicitada que presentó el domingo intentó echar lodo sobre el ahora principal dirigente político opositor del Gobierno. Hace un año nada dijo de él, pero en vista de que actualmente se trata de un personaje incómodo para el oficialismo, hay el empeño de apelar a vías improcedentes para intentar echarle basura por medio de la persona involucrada en el mayor escándalo público que se ventila en el país en el último tiempo, aparte de estar sindicada de delitos comunes.

La comparecencia televisiva de la reclusa, por el direccionamiento político que tuvo, no hizo más que demostrar, sin lugar a dudas, que estaba siendo instrumentalizada en objetivos políticos.

O sea que se prestó una vez más a ser manipulada en fines políticos, sin tomar en cuenta que su palabra ha perdido valor y credibilidad. Al presente, lo único que le atañe personalmente es defenderse y salir indemne de los cargos judiciales de carácter ordinario que pesan sobre su persona.

Acerca de ello, es significativo que en dos ocasiones en que pidió a la justicia ordinaria que le conceda la libertad, le fueron negadas. Con esto se ha demostrado que los cargos por los que está privada de libertad son graves y eso es lo que la obliga a levantarlos. En tanto no suceda esto, su palabra está embargada y, peor todavía, se ha convertido en una persona que carece de crédito público, por tanto todo lo que diga cae en el campo de la falacia. Es deplorable que en las esferas oficiales se suponga que sigue gozando de credibilidad, cuando todo indica que se está haciendo uso equivocado de una voz totalmente envilecida por los delitos que cometió.