Resurrección de Lenin

Utilizando la misma técnica electoral fraudulenta impuesta por los creadores del Foro de Sao Paulo desde la asunción de Hugo Chávez Frías al poder, las recientes elecciones realizadas en el Ecuador han confirmado dicha práctica, empero, sin la musculatura que antes presentaban los movimientos populistas propulsores de este mañoso recurso, dirigido a perennizarlos en el poder.

El secreto consiste en la obscena manipulación de los organismos de identificación, para permitir la votación de fantasmas y ancianos que dejaron de hacerlo hace muchos años, mediante la clonación de sus documentos de identidad y el control de los centros o institutos de estadística, para manejar a su antojo cifras, censos poblacionales, encuestas, tendencias y, finalmente, la cooptación de las cortes electorales, para programar el proceso y controlar el escrutinio.

Es lo que en este preciso momento viene ocurriendo en el Ecuador, donde, después de tres días de la verificación de los comicios electorales y faltando un 10% de los votos por escrutar, el Consejo Nacional Electoral decidió ampliar el plazo de recuento por otros tres días, despertando la susceptibilidad de los sufragantes, ante lo absurdo de esta medida, ya que al principio de los escrutinios ese 10% de los votos fue escrutado en media hora. A medida que pasa el tiempo los escenarios más preocupantes son posibles.

Como sucedió en Brasil, Venezuela, Argentina, Nicaragua, Bolivia, etc., en el Ecuador se está manipulado el resultado de las elecciones de forma que si éste muestra una posible derrota del candidato oficialista, ésta sea disminuida hasta los más apretados márgenes para: permitir un futuro reclamo; demostrar que el poder de convocatoria no ha menguado; y la sensación de que esta derrota fue provocada por la oposición, aun a costa de la buena fe del gobierno y del pueblo votante.

En el caso ecuatoriano la norma señala que NO habrá una segunda vuelta de los comicios si el primero en votación alcanza la mayoría absoluta de los votos, o sea el 50% más uno. Asimismo, de no alcanzarse esta mayoría absoluta, bastará con obtener el 40% de los votos y una ventaja sobre el segundo, igual o mayor al 10%. Hasta la elaboración de esta nota, el candidato oficialista y sucesor de Rafael Correa, Lenin Moreno, llevaba un 39,06%, unas décimas menos de la cifra necesaria para ganar en primera vuelta y Lasso tenía más del 28,4%, empero, la tendencia que se había desarrollado en este último tramo del escrutinio, misteriosamente ampliado por tres días, sólo hacía subir la votación de Lenin y no así la que favorece al opositor Guillermo Lasso. Al decir del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, “vamos a promover una gigantesca movilización para defender la democracia en las calles, si fuera necesario.”

Por su parte, la oposición ecuatoriana ha advertido que supervisarán el proceso hasta el final, para evitar que se produzca algún fraude en el escrutinio y si es posible, evitar la resurrección arbitraria de Lenin.