Es notable que un asunto casi exclusivamente personal se haya convertido en un problema de Estado y, además, está produciendo una crisis política interna con repercusiones externas. Se trata del poco menos que célebre “asunto Zapata” que, debido a su mal tratamiento, no está llegando a su fin, sino más bien está empezando.
No solo eso. Lo más interesante del caso es que quienes tratan de perjudicar al presidente Evo Morales son sus inmediatos seguidores y correligionarios, que intentan, de toda forma posible, desmentirlo y mostrar que está faltando a la verdad. En efecto, mientras Evo Morales aseguró ciertas verdades, sus defensores insisten en que faltó a la verdad. En efecto, Morales aseguró que tuvo el hijo con Zapata, pero sus colaboradores lo desmienten.
Una recordación cronológica y de contenido de la cuestión, es imprescindible.
El 3 de febrero de 2016, el periodista Carlos Valverde Bravo en conferencia de prensa, en un canal de televisión, aseveró que el Presidente del Estado fue pareja de la señorita Gabriela Zapata y que tuvieron un hijo. Presentando documentos dijo: “Me hago cargo, reitero, de todo lo que estoy diciendo”.
Dos días después, el presidente Evo Morales, el 5 de febrero, en conferencia de prensa en la ciudad de Santa Cruz, declaró que Gabriela Zapata en 2007 le comunicó que se embarazó y que dio a luz un bebé. En forma textual, Evo Morales expresó “Evidentemente a la Gabriela Zapata Montaño la conocí el 2005, la verdad que era mi pareja; el 2007 tuvimos un bebé y lamentablemente nuestra mala suerte, ha fallecido; tuvimos algunos problemas y a partir de ese momento nos distanciamos”.
El asunto privado se convirtió desde ese momento en un asunto público y político y, según las esferas oficialistas, determinó la derrota del gobierno el 21 de febrero.
Entre tanto, Gabriela Zapata afirmó que “Evo Morales no era el monstruo que es hoy” y que hasta el 2010 le enviaba cien dólares de pensión a su hijo”. En otra declaración sostuvo: “El presidente Morales se ha encargado del reconocimiento de mi hijo: él (Morales) no era un niño. Ellos han hecho los papeles y me los han entregado; yo era apenas una muchacha de 18 años…”. De otro lado, la prensa publicó una fotografía de Evo Morales junto a Gabriela Zapata, tomada en el Carnaval de Oruro, la misma que originó diversas conjeturas.
A partir de ese momento, se trató de volcar la tortilla. El 29 de febrero de 2016 el Presidente, a través de sus abogados, presentó una demanda por violencia contra menor y el 1 de marzo, el fiscal general del Estado, Ramiro Guerrero, en conferencia de prensa desmintió al Jefe de Estado y dijo que el certificado de nacimiento del niño correspondía a otro menor, sin desmentir la existencia del niño.
Finalmente surgió otra noticia: una autoridad judicial declaró ¡“que el niño nunca existió”! y surgió que “la mentira del niño produjo la derrota del oficialismo el 21 de febrero de 2016”.
Pero ese ya no es el asunto. El caso es que Evo Morales declaró y reconoció que Zapata fue su pareja, tuvieron un hijo y que éste falleció, mientras que al presente, sus allegados presentan toda clase de argumentos que van contra del mismo Evo Morales, diciendo que nunca hubo el hijo, que Evo Morales aseguró que existió, etc. Al respecto, quien en realidad debe aclarar el embrollo y poner fin a una discusión bizantina sobre un asunto pueril y secundario, es el mismo Evo Morales, y así desechar el sistema que para aclarar un conflicto se lo debe complicar lo más posible; algo que recuerda el dicho: “Cuídate de sus amigos, que Dios se encarga de tus enemigos”.
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