La noticia de perfil
Cualesquiera pudieran pensar que las ceremonias tradicionales de la “challa” son privadas y secretas en razón a los personajes que la protagonizan, tratándose más aún del Palacio Real de la plaza Murillo, donde cada paso que dan sus habitantes podría ser histórico.
Debo poner de relieve en estas líneas la devoción al trabajo periodístico que desarrolla mi discípula periodística Macacha, quien estando ya en pleno carnaval prefirió cumplir con su misión informativa en esa casona que por su aspecto nada tiene que ver con los carnavales.
Sin embargo la costumbre popular de la “challa” es cumplida por la mayor parte de nuestro pueblo, que alterna su fe cristiana con las creencias paganas heredadas de remotísimos antepasados indígenas.
Con todos esos antecedentes, pregunté a la inquieta cochabambina que me representa en el Palacio cómo fue la ceremonia de la “challa” en un recinto tan formal, accediendo ella a revelarme algunos pasajes de tan singular rito, aunque no debería sorprendernos que el Palacio Real sea “challado”, siendo su propietario nacido en Orinoca, poblado indígena del Departamento de Oruro.
Según la periodista, el Presidente encargó al más indígena de sus colaboradores hacer de yatiri principal, cumpliendo con los cultos ancestrales. El challador se puso a la cabeza de los hombres históricos que colaboran con Evo y deseosos de obtener favores de la Pachamama oculta en los pliegues y repliegues del Palacio Quemado, al cual lo designó como “el Questi Palacio o Palacio tiznado” por el incendio que sufrió en el Siglo XIX. Según Macacha fue impresionante ver a todos los ministros, viceministros, directores ir en laica procesión por todos los rincones, pasillos, oficinas y demás kuchos, siguiendo las oraciones rituales que les obligaba a pronunciar el conductor de la “challa”.
Cuando pregunté a la cochabambina nacida en Quillacollo qué pedían a la Pachamama en esta ceremonia, me respondió sin ambages que se escuchaba un único clamor: que Evo gobierne nuestro país quinientos años, si es que el cuero nuestro lo puede aguantar.
Terminada la ceremonia, todos los altos personaje palaciegos bebieron pequeñas dosis de alcohol, y pasaron a la “challa” de la “Casa del Pueblo”, edificio que se encuentra justo detrás del Palacio en plena construcción.
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