Contradicciones de considerable alcance se han presentado a raíz de la sanción congresal y próxima promulgación de la Ley de la coca que sustituirá a la antigua la Ley 1008. Todas las contradicciones son explicables cuando tienen un sentido lógico, pero la reciente ley no puede ser entendida en sus aspectos principales.
En primer lugar, el gobierno de Evo Morales anunció una lucha frontal contra la producción de coca mediante la erradicación de plantaciones de la hoja y un combate implacable contra el tráfico de la droga derivada de la coca. Se erradicó alrededor de tres mil hectáreas, se envió a la cárcel a cientos de traficantes y se decomisó toneladas de la droga, haciendo ver al mundo el “éxito” de la lucha contra la cocaína.
Pero (y este es un pero muy importante), de súbito el gobierno hizo aprobar una ley mediante la cual se autoriza y legaliza el cultivo de coca en 10.000 hectáreas más, para llegar al total de 22 mil hectáreas.
Es imposible, pues, comprender esa contradicción porque carece de la menor lógica.
Una segunda contradicción consiste en que se dice luchar contra la droga, pero en los hechos se incrementa su producción. A propósito, es por demás conocido que la producción determina el consumo; pero enseguida, el efecto de convierte en causa, es decir que el consumo determina la producción. Así, en un círculo interminable, producción y consumo se ayudan mutuamente, haciendo crecer la economía de la hoja y de la droga que contiene como principio químico: la cocaína.
En síntesis: el gobierno dice que reducirá el cultivo de coca, pero, en la práctica, fomenta ese cultivo. Y aquí de nada sirven las palabras. Solo sirven los hechos.
Una tercera contradicción es que se dice “erradicar” los cultivos de la hoja (maldita para unos, y sagrada para otros) y se procede en sentido contrario. En efecto, el aumento legal del área de cultivo de esa planta en 10 mil hectáreas es poco menos que pavoroso y su expresión numérica no es menos. Subir en 10 mil hectáreas los cultivos significa aumentar el cultivo de la hoja en 50 mil “catos” de coca, que producen tres o cuatro veces al año.
Así, ahora que por ley se establece que en total en zonas legales e ilegales está autorizado cultivar 22 mil hectáreas, se establece que se producirá coca en casi ¡¡100 mil “catos”!! de coca (sin contar cartas y espadas) para mejor comprensión a los aludidos.
De otro lado, en una apreciación más gráfica, ahora se producirá coca en un equivalente de más de 2.500 canchas de fútbol, dentro de cada una existen cinco “catos”, cada uno de ellos con promedio de 1.500 metros cuadrados y a razón de 40 por 40 metros por lado.
La nueva política de la coca sorprende aún más, porque los campesinos de Yungas de La Paz plantearon que se establezca en el Chapare “coca cero”, pero al contrario de tal pedido, más bien fue incrementada la cantidad, sabiéndose muy bien que la producción de esa región no se destina al masticado, sino a otros fines, “de cuyo nombre no queremos acordarnos”.
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