Cultura constitucional
El domingo 10 de octubre de 1982 entre silbidos e insultos los militares salían definitivamente de Palacio de Gobierno para permitir que Hernán Siles asuma la Presidencia, era el nacimiento de la democracia en Bolivia después de haber sufrido 18 gobiernos dictatoriales que comenzaron en noviembre de 1964. Bolivia fue el último país de la región en lograr su independencia, pero fue el primero en recuperar su democracia y a diferencia de otros países nació digna, sin negociar beneficios vitalicios ni impunidad para los militares.
Hoy, a casi 35 años sin gobiernos dictatoriales, podemos afirmar que nuestra democracia se encuentra bastante frágil, está casi sitiada por el poder político que siempre tiende a perpetuarse con la consiguiente tentación de extra limitarse y nos encontramos ante nuevas formas de pretender secuestrarla (interpretación infiel de la Constitución, reformas constitucionales forzadas, instrumentalización de la Constitución para fines políticos, etc.). Por todo ello, consideramos indispensable reflejar los siguientes desafíos para su fortalecimiento.
1.- El concepto integral de Democracia. Muchas personas consideran que la democracia se reduce al ejercicio del sufragio, piensan que el ciudadano democrático se expresa cada cierto periodo de tiempo y acude a las urnas a emitir su voto. Eso es parte de la democracia, sin duda, pero para que el voto efectivamente valga se requiere el respeto y ejercicio de ciertos derechos humanos, como, por ejemplo, la libertad de expresión de los candidatos para exponer sus programas de gobierno en igualdad de condiciones; la libertad de reunión para poder realizar campañas políticas; el igual valor de todos los votos sobre la base del principio de igualdad; la libertad de prensa e información para que el ciudadano se informe sobre las propuestas electorales, etc. La democracia y los derechos humanos están íntimamente interrelacionados, son dos caras de una misma moneda. En consecuencia, no puede haber democracia sin respeto a los derechos humanos.
2.- La Democracia paritaria plena. La democracia tiene como objetivo ampliar la ciudadanía bajo los principios de inclusión, igualdad y universalidad. De ahí que la inclusión de las mujeres con plenos derechos, en igualdad de condiciones y con las mismas oportunidades que los hombres, sea consustancial al proceso de reforma de la cultura democrática. El concepto de democracia paritaria trasciende lo meramente político y no se limita a incrementar el porcentaje de representación política de las mujeres, sino también a impulsar un nuevo equilibrio social entre hombres y mujeres, en el que ambos asuman responsabilidades compartidas en todas las esferas de sus vidas, públicas y privadas.
3.- La alternancia en el poder y la renovación de los poderes públicos. La historia de la humanidad nos ha demostrado que el poder político siempre tiende a corromperse, los poderosos siempre quieren más poder sin controles ni límites, por ello es vital para el fortalecimiento de la democracia que los poderes públicos ejerzan sus funciones en el marco constitucional de la alternancia y la renovación de sus candidaturas. Lamentablemente, en muchos contextos latinoamericanos (Perú, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia), se ha puesto de manifiesto una peligrosa manipulación de los textos constitucionales con fines de perpetuar los mandatos presidenciales, lo cual evidencia la fragilidad de nuestras democracias y las asignaturas pendientes para su fortalecimiento.
El autor es Máster en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional.
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