Publicaciones especializadas sobre asuntos militares y, sobre todo, en cuestión de posesión de armas, han mostrado últimamente una especie de competencia entre países para “mostrarse” como los más poderosos y entre ellos figuran los Estados Unidos y Rusia que se jactan, a su turno, de ser los mayores poseedores de armamento nuclear que es el más mortífero y que significa una especie de “espada de Damocles” que se cierne sobre el mundo por estar sobre las cabezas de toda la humanidad debido tan solo a la soberbia y petulancia de los más poderosos que no aprenden de las experiencias y que “ven necesario incrementar sus arsenales”.
Una información pormenorizada (EL DIARIO 25/2/17) señala, por ejemplo: “Entre EEUU y Rusia poseen 15.000 ojivas nucleares”. La información añade: “De acuerdo con el más reciente Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, firmado en Praga en 2010, Estados Unidos y Rusia deberán equiparar su poderío nuclear hasta abril de 2018 a la espera de un nuevo tratado a ser firmado en 2020”. Los datos son precisos y claros; la creencia, casi ingenua, de que un Tratado que vence en 2018 pueda frenar las ambiciones hegemónicas de cualquiera de las partes, no es garantía alguna para la humanidad y, mucho menos, la esperanza de que el año 2020 se firme un nuevo tratado que frene las intenciones de las partes que casi siempre se encuentran en alguna forma de discordia porque ambas creen ser superiores en todo y consideran que deben someter a la otra parte a su arbitrio y ello será posible solamente con el uso de los arsenales preparados con mucha anticipación; pero…
Por su soberbia, ninguna de las partes ha considerado que con “la explosión de una sola ojiva nuclear se destruiría una ciudad y se causaría la muerte de millones de personas” (así reza la información señalada). Por otra parte, es un hecho comprobado por estudios de científicos especializados, que tan solo con el estallido del 5% de la existencia de ojivas nucleares, “se puede hacer explotar el planeta”. Esto implica que se use la cantidad que sea para “enfrentar” a posibles contrarios o rivales, lo único que lograrán es que la otra parte responda con la misma contundencia y no queden más que vencidos y nadie podrá jactarse de victoria alguna.
El Sr. Donald Trump, desde su asunción el 20 de enero, ha sostenido la necesidad de hacer de los EEUU “el país más poderoso” y anunció “más recursos para Defensa para imponer el poderío militar”. Al respecto, habría que preguntar a EEUU y Rusia: ¿Qué sacan con poses de soberbia y petulancia? ¿No se dan cuenta que, de seguir por el camino que transitan, corren el riesgo de poner en peligro a sus países y a todo el mundo? ¿No les bastan las experiencias que muestra la historia desde la primera explosión atómica el 17 de julio de 1945 y posteriores de Hiroshima y Nagasaki en agosto del mismo año? ¿Esperan cada uno de los soberbios experimentar, aunque, luego de hacerlo, no podrán ver resultados? Es triste la ambición de quienes buscan tener primacía armamentista en el mundo.
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