PSICOLOGÍA
Martín Irahola
Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal.
Pero yo tenía que viajar, tenía tantos compromisos... Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba. Comenzó a hablar cuando yo no estaba.
¡Cómo crece mi hijo de rápido! ¡Cómo pasa el tiempo!
Mi hijo, a medida que crecía, me decía:
“PAPÁ, ALGÚN DÍA SERÉ COMO TÚ”. ¿CUÁNDO REGRESAS A CASA, PAPÁ ?”
“No lo sé, hijo. Pero cuando regrese jugaremos juntos... ya lo verás.” Mi hijo cumplió diez años, y me dijo: “Gracias por la pelota, papá. ¿quieres jugar conmigo?”
“Hoy no, Hijo... Tengo mucho que hacer”. “Está bien, papá. Será otro día”, y se fue sonriendo; siempre en sus labios las palabras “yo quiero ser como tú”.
Mi hijo regresó de la Universidad el otro día, todo un hombre. “Hijo estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco”. “Hoy no, Papá. Tengo compromisos. Por favor, préstame el automóvil para visitar algunos amigos”.
Ya me jubilé y mi hijo vive en otro lugar. Hoy lo llamé: “¡Hola, hijo! Quiero verte”. “Me encantaría, padre, pero es que no tengo tiempo. Tú sabes, mi trabajo, los niños... Pero gracias por llamar, fue hermoso oír tu voz”.
Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo era como yo.
Portada de HOY |
1 Dólar: | 6.96 Bs. |
1 Euro: | 7.36 Bs. |
1 UFV: | 2.18956 Bs. |
Impunidad |