José Carlos García Fajardo
Son uno de los grandes recursos naturales de la Tierra. Hay un motivo por el que hablamos a menudo en sentido figurado del “árbol de la vida”: los bosques son fundamentales para sostener la vida en nuestro planeta. Hace ocho mil años la mitad de la superficie terrestre estaba cubierta por bosques o áreas forestales. Hoy estas áreas representan menos de un tercio. Los bosques albergan el 80 % de la biodiversidad terrestre del mundo y cada año se cosechan en los bosques tropicales plantas medicinales por valor de miles de millones de dólares. Además, 1 600 millones de personas dependen de ellos en alguna medida para su sustento.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mundialmente conocida como FAO, es un organismo especializado de la ONU que dirige las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre. Brinda sus servicios tanto a países desarrollados como a países empobrecidos y súper explotados, y actúa como un foro neutral donde todas las naciones se reúnen como iguales para negociar acuerdos y debatir políticas. También es fuente de conocimiento e información y ayuda a los países esquilmados a recuperar, modernizar y mejorar sus actividades agrícolas, forestales y pesqueras con el fin de asegurar una buena nutrición para todos. La FAO cuenta con cerca de 200 Estados Miembros y 1 Organización Miembro (la Unión Europea). Forma parte del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo. De ahí que sea tan importante dar a conocer su labor y sus recomendaciones, en este caso, sobre Cómo los bosques permiten producir los alimentos que necesitamos
Los bosques ayudan a regular los sistemas meteorológicos locales controlando la cantidad de lluvia y nieve que cae en una zona determinada. Esto es muy importante en las zonas agrícolas, donde la temporada de crecimiento es corta. Muchas plantas necesitan la ayuda de los polinizadores silvestres para producir frutos y semillas. Los pájaros, abejas, insectos y otros animales actúan como agentes polinizadores en el proceso agrícola y muchos se cobijan en entornos forestales junto a las tierras de cultivo. Irónicamente, cuando destruimos un hábitat forestal por razones agrícolas, eliminamos uno de los componentes necesarios para que los cultivos sean productivos.
Los bosques proporcionan el hábitat para los controladores naturales de las plagas. Se estima que el 99% de las plagas que tienen capacidad para destruir los cultivos se mantienen a raya por aves, arañas, avispas parásitas, mariquitas y hongos. Estos organismos ahorran a los agricultores millones de dólares al año, y reducen la necesidad de usar plaguicidas químicos.
Los animales silvestres y los insectos comestibles de los bosques son la principal fuente de proteínas para muchas personas. Los alimentos de los bosques son una parte regular de la dieta rural y sirven como redes de seguridad en períodos de escasez de alimentos.
Los bosques no sólo nos ayudan a producir los alimentos que necesitamos, también nos aportan la energía que requerimos para cocinar. Se estima que unos 2 400 millones de personas utilizan leña para cocinar sus alimentos y cerca de 765 millones de personas en todo el mundo usan madera como combustible para hervir y esterilizar el agua.
Lo que podemos hacer para conservar los bosques del planeta: La cubierta forestal varía en función de las diferentes áreas del mundo. Algunos países están logrando restaurar sus bosques, mientras que otros los siguen perdiendo. Aunque la deforestación muestra signos de desaceleración, cada año desde 2000 se han destruido cerca de 13 millones de hectáreas de bosques (el equivalente a cinco campos de fútbol cada minuto). Los bosques tienen que ser gestionados de manera sostenible, para que podamos seguir beneficiándonos de este preciado recurso natural. Nadie debe sentirse ajeno a su parte de responsabilidad:
Si vivimos en una región donde los bosques se gestionan de forma sostenible: Aprendamos más sobre los bosques y su valor y sus funciones naturales. Participemos compartamos los muchos beneficios que proporcionan para el bienestar humano. Organicemos un día de plantación de árboles en la comunidad o hagamos voluntario en un grupo local de conservación de los bosques.
Si nuestro entorno está afectado por la deforestación: Ayudemos a nuestra comunidad a entender todos los beneficios de la restauración de bosques y a tomar consciencia de las actividades que son perjudiciales para ellos. Participemos en campañas para proteger las funciones naturales de los terrenos forestales de nuestra zona. Podemos ayudar a proteger un ecosistema o especie amenazada organizando una campaña con este objetivo.
Organicemos, bien asesorados, un día de plantación comunitaria de árboles para restaurar un bosque dañado. Hagamos un seguimiento cercano de la actividad de restauración.
El autor es Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS).
Twitter: @GarciaFajardoJC
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