En la ciencia médica se conoce como oligofrenia (del griego oligo y frenia) que significa: escasa razón o entendimiento, de tal manera que el oligofrénico es el imbécil, tonto y débil mental, términos que se suele utilizar con frecuencia para referirse al que hace o dice algún disparate, y colectivamente podría aplicarse a grupos de gente que tienen poca capacidad de raciocinio.
No cabe duda que el pueblo boliviano es un colectivo sencillo, a veces ingenuo y otras veces crédulo, pero de ninguna manera somos imbéciles, como parece que nos creen algunos gobernantes del pasado y en especial del presente, pues sus actos y declaraciones políticas que responden a situaciones de coyuntura, suelen ser de tal manera absurdos, que pareciera que están convencidos de que el pueblo “todo se traga”.
La declaración de un alto funcionario de gobierno en un evento en Europa, en sentido de que siete de cada diez bolivianos mascamos coca, resulta no solo una falsedad, sino un exabrupto, pues ratifica oficialmente que los bolivianos somos la mayoría “cocainómanos”, como creen muchos en el exterior y a veces suelen echarnos en cara, irónicamente. Y decimos “cocainómanos”, pues sabemos que la hoja de coca contiene el alcaloide que adormece y produce efectos sicosomáticos en el que mastica o acullica esas hojas, aunque en baja cantidad de contenido de droga. Sabemos los bolivianos que la ampliación de diez mil hectáreas de plantación de la hoja de coca, en especial en el Chapare cochabambino, responde a compromisos e intereses de los sembradores o cocaleros, que tienen en la presidencia a su dirigente máximo, quien es además presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
Cuando a través de la justicia sometida al poder político se condena al ex prefecto de Pando a 15 años de cárcel, sin tomar en cuenta los más de ocho que está privado de libertad, con cargos judiciales no probados, cuando sabemos que todo el asunto penoso de las muertes en la localidad de Porvenir en Pando, fue organizado con la finalidad de tomar y ocupar el poder político que tenía el ex Prefecto elegido por el voto mayoritario de la ciudadanía.
El cuento de separatismo, magnicidio y otros, achacados a dirigentes cruceños y que tuvo como acto central las ejecuciones sumarias de dos súbditos extranjeros y un boliviano croata en el hotel Las Américas, cuando más al contrario se demostró por filmaciones filtradas que las pruebas fueron sembradas, que los asesinados estaban en calzoncillos durmiendo y que fue el pretexto para perseguir judicialmente a una veintena de ciudadanos, muchos de ellos con varios años de pérdida de su libertad, es otra creencia oficialista en la estulticia de los bolivianos.
El decir de los oficialistas sobre que la justicia es independiente; que el Órgano Electoral no está contaminado de oficialismo; que el imperio es el causante de todos los males de la sociedad boliviana; que lo que habría hecho este gobierno no lo hicieron en 180 años antes; lo del satélite; el Fondioc; caso Catler, etc., etc., en los que los autores son víctimas de la derecha, no es sino un insulto a la inteligencia de los bolivianos.
Al paso que vamos, luego de once años del gobierno del régimen de los movimientos sociales (¿), las cifras de que siete de cada diez compatriotas acullicamos coca, será que siete de cada diez bolivianos repudian las políticas del gobierno, pues según una encuesta efectuada para un colega matutino, el 61% de los encuestados no quiere que el binomio gobernante se repostule.
El autor es abogado y politólogo.
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