• Eva se fue sufriendo y sin avisar, mientras el resto de su familia aún sobrevive en medio de varias promesas de autoridades
La muerte por desnutrición de la pequeña Eva de 12 años, en medio de un hogar de pobreza extrema, mostró uno de los peores rostros de la indiferencia y el abandono por el que muchas familias bolivianas atraviesan.
“Mis papás se han enfermado hace tres meses, yo creo que por depresión y porque ni siquiera comíamos. Desde que nos han sacado de la casa donde antes vivíamos, todo ha sido malo, ya no teníamos nada y ellos ya no se levantaban, no tenían fuerzas para seguir luchando”, relató Alan (19), hermano mayor de Eva.
Eva, la niña que falleció el miércoles, por la madrugada con un cuadro de desnutrición severa en la ciudad de El Alto, padeció de hambre los últimos meses de su vida.
Sus padres, Eliseo Vega (54 años de edad) natural de Uncía, Potosí, y Lourdes Quino (44) de La Paz conviven desde hace 16 años. Ella tuvo a su primer hijo, Alan, en el marco de una pasada relación y con Eliseo tuvo otros cinco hijos.
La pareja vivió inicialmente en una vivienda de la zona de Pampahasi de la ciudad de La Paz y cuando los propietarios de esa casa fallecieron tuvo que buscar un nuevo rumbo.
Entonces, Eliseo y Lourdes encontraron una nueva casa para vivir en calidad de cuidadores en la joven ciudad de El Alto. Después de habitar durante 14 años esa vivienda del barrio Juntuma del sector Senkata, en noviembre de 2016 dio un nuevo giro la vida de la familia.
Los dueños de la casa decidieron vender la propiedad y pocos días después, la familia de Eliseo y Lourdes fue desalojada. La vivienda fue demolida y los cuidadores no pudieron rescatar la mayoría de sus pertenencias.
Alan asegura que ese hecho fue el inicio de un declive familiar. Luego una vecina los albergó en una habitación de cuatro por cuatro metros.
Hasta diciembre los padres de la familia trabajaron. Eliseo como artesano y Lourdes como ayudante de cocina y de limpieza en restaurantes.
El hijo mayor de la familia dice que ambos se encontraban algo delicados de salud por la dura vida que llevaron, pero después de que perdieron casi todo lo que tenían en diciembre, también perdieron las fuerzas de seguir luchando y se sumieron en una profunda depresión.
El joven quiso pedir ayuda pero sus padres no le permitieron. “No me dejaban pedir ayuda, tenían miedo, tal vez por vergüenza”, recuerda.
Alan empezó a trabajar de ayudante de albañilería. Asegura que cuando conseguía trabajo llevaba a su casa sólo un promedio de 50 bolivianos por día. Pero ese dinero no alcanzaba para todos los miembros de la familia.
La falta de alimentos y otras carencias se hicieron el pan de cada día hasta que los padres decidieron no salir más de la pequeña habitación donde la familia vivía hacinada y fue cuando los vecinos se alarmaron.
El jueves, aproximadamente a las 9:00 horas, un funcionario municipal, que hacía supervisión de obras, fue alertado por uno de los vecinos sobre la existencia de esta familia en extrema pobreza y entonces, junto a dos de sus compañeros de trabajo, se constituyó en el lugar.
“Llegamos y vimos a todos los niños tapados. Vimos colchones de paja en el suelo. En uno de ellos estaba Eva, ellos creían que estaba durmiendo, no sabían que estaba ya muerta. El papá estaba a su lado en estado de shock, se mecía y no respondía a ninguna pregunta”, relató uno de los funcionarios de la subalcaldía del Distrito 8 de la ciudad de El Alto.
Eva estaba muy delicada porque además de sufrir de hambre, padecía de epilepsia y –según la familia– la niña estaba postrada en cama desde hace varios días. Por eso cuando falleció el miércoles en la madrugada pensaron que solo dormía.
Los funcionarios municipales, después de que se percataron de la extrema situación, hicieron los trámites para que se haga el levantamiento legal del cadáver. Los padres, por la gravedad de su estado de salud, fueron ingresados al hospital Holandés y posteriormente al de Clínicas.
Aún no se ha determinado el diagnóstico final de los padres. Pero se presume que Eliseo sufre de tuberculosis y Lourdes de una enfermedad terminal. Los cuatro menores de la familia – que tienen 13, 8, 7 y 3 años– ahora están albergados en el hogar “24 Horas”.
Se conoce que los niños, al igual que el padre, no cuentan con documentos de identidad. Eso ha generado muchas limitaciones, en el caso del padre para acceder a otro trabajo y a servicios de salud, y en el caso de los niños a la educación.
En horas de la tarde del viernes se instaló el velorio de la pequeña Eva en Senkata con la presencia de muy pocas personas y este sábado su cuerpo será enterrado.
La exministra de Justicia y actual delegada de la Oficina de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia, Virginia Velasco, llevó víveres, ropa, frazadas, toallas para apoyar a la familia.
Informó que “por instrucción del presidente Evo Morales se construirá una casa” que les de seguridad, y pidió que el Gobierno Municipal de El Alto pueda gestionar un terreno para ese objetivo.
Entre tanto, Alan pide que le den una fuente laboral, tal como se comprometieron las autoridades en las últimas horas. “Estoy dispuesto a mantener y cuidar a mis hermanos, yo los quiero. Solo queremos tener una casa propia y que sean todos bachilleres, yo puedo trabajar y cuidarlos”, apuntó. (ANF)
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