Itacamba: un milagro en la selva

En nuestro país, donde se inventó el “bloqueo de caminos” como una forma de “suicidio nacional” y autodestrucción, a 40 minutos de Puerto Suárez, capital de la provincia Germán Busch, se encuentra un cantón con el nombre de Yacuses. En este pueblo se edificó una factoría de industria de cemento, con capitales bolivianos y extranjeros, con el nombre de “Itacamba”.

El pueblo es solitario, con una placita apenas comenzada a nacer, con unos cuantos árboles que perviven por la gracia del Altísimo. Tiene pocos vecinos, con una Subalcaldesa efusiva, misteriosa y elocuente. Se observa a unos cuantos obreros, con el bolo de coca que descendió mucho más rápido al oriente que la PIL -industria lechera, con sus grandes derivados de soya, etc.-. Una sola “venta”, con unas muestras de leche y abundante cerveza brasileña y nacional, prueba estos extremos.

Viajamos con el presidente del Comité Cívico, Adolfo Rau Santander y David Yovió Iriarte, Sub Gobernador de la provincia, como mediadores entre la Empresa Itacamba y los bloqueadores. Anexo al local de la Policía se encuentra la Honorable Sub Alcaldía, en una mañana torrencial de calor que sofoca y ahoga, luego de la visita de un pequeño sur, como un anuncio del otoño.

Comenzó la reunión con las palabras sencillas de Adolfo Rau, quien exhortó, respaldó y clamó por la necesidad de habilitar Puerto Busch, de la Zona de libre comercio que patrocina una institución con el nombre sonoro de Comité Interinstitucional de la Frontera. Reclamó para su pueblo la compensación que debe el gobierno del presidente Evo Morales Aima, por el incumplimiento de la construcción de la línea férrea Puerto Suárez a Puerto Busch; haciendo síntesis para ahorrar palabras y cansancio en los pocos trabajadores. Lúcida fue la intervención para desarmar a “bloqueadores oficiosos”, afectando a una empresa que recién hace un mes comenzó a producir.

Para rematar diremos que Itacamba invirtió aproximadamente 200 millones de dólares en la fábrica que luce como un milagro, en nuestro “país tranca”, como titula un libro de Mariano Baptista Gumucio. Dirigió la reunión un ingeniero con suma paciencia, habilidad, persuasión, con cuadros muy bien elaborados que prueban la contribución de la cementera, en particular con la contratación de trabajadores nacionales. Debemos insistir en que de nuestros males, uno de los más graves es la ¡ingestión inmoderada de alcohol!, rematado por el famoso bolo de coca. Los representantes obreros, entre ellos una mujer, se negaron a dar sus nombres, con un trato descortés y poco amistoso.

Según informes fidedignos, esos motivos - alcohol y coca - y el estricto control sobre los obreros, motivó en unos casos los despidos y en otros, la informalidad por las razones citadas.

Final: la reunión terminó cerca del mediodía con un acuerdo respetuoso y de interés común entre empresa y trabajadores. Se ofreció un almuerzo en las instalaciones de Itacamba a mediadores, policías y obreros y se restituyó la paz en la tierra oriental, que es parte de Bolivia, que tanto requiere trabajo y producción.