Mañosa versión de la Historia

Hasta hace unos días estaba seguro de que la presencia de mi corresponsal en el Palacio Real no sólo era impecable en su labor periodística, pues ingenuamente creí que su presencia cercana a los más altos funcionarios de gobierno podría influir, aunque fuera un poco, en la sensatez de quienes manejan a nuestra Patria desde hace once años, pero acabo de darme cuenta de que los mandatarios han influido en ella hasta el extremo de adherirla a sus designios de escribir una nueva Historia que comienza con Evo, sigue con Evo y terminará con Evo, lo cual me parece falso y nefasto.

Macacha me dejo patidifuso cuando, al hablar de nuestra Patria y de nuestra Historia, me señaló que los bolivianos ya no celebraremos el 6 de Agosto como el día de nuestra independencia sino el 22 de enero, día en que Evo fundó el Estado Plurinacional, lo cual aumenta su folklorismo, pues además lleva en su nueva denominación de manera implícita el multilingüismo, lo cual nos asemeja cada día más a la bíblica Babel, cuya torre resultó la tumba de los ilusionados constructores; este hecho me hizo recordar al cochabambino expresidente Juan José Torres, quien gobernó breve y caóticamente nuestro país durante nueve meses, muriendo asesinado en Buenos Aires durante su destierro.

La incauta cholita que ejerce el periodismo armada de la verdad hoy me dio muestras de que no fue ella la que consiguió moderar los excesos de soberbia de quienes hoy son los mandatarios dispuestos a cambiar nuestra Historia, como se cambia de camisa o camiseta el futbolista que maneja o quiere manejar todo, absolutamente todo, hasta la Historia que es sagrada para los bolivianos que todavía creemos que Bolivia se independizó de España luego de las batallas de Junín y Ayacucho, cuando Evo no había pensado aún que tendría el honor de nacer en Orinoca, aldea perteneciente al Departamento de Oruro, donde su afán de perpetuarse se consolida con la construcción de un museo que costó varios millones de dólares, que fueron exprimidos de este pueblo donde todavía los bolivianos mueren de hambre, desnutrición y asco.

Mis reflexiones consiguieron que mi comadre Macacha reflexionara sobre la mañosa versión de la Historia, reconociendo implícitamente que Bolivia existe por cerca de 200 años, fecha acariciada por los actuales gobernantes para celebrarla desde el palacio Real de la plaza Murillo, incluido el mamotreto de la futura “Casa del Pueblo”, el cual está dotado de un helipuerto para volar por todo el mundo cuando las circunstancias lo obliguen a él y a su segundo de a bordo en su política volátil.

Creo haber recuperado la lealtad de Macacha, quien seguirá cumpliendo sus labores en el recinto palaciego.