Derrumbando mitos y tabúes y enfrentando barreras culturales, sociales y religiosas, un grupo de adolescentes y jóvenes alteños asumió el reto de hablar sin prejuicios sobre salud sexual y reproductiva. Son los miembros de los Centros de Atención Integral y Diferenciada de Adolescentes y Jóvenes (Aidaj) de El Alto, cuyas edades oscilan entre los 15 y 21 años.
Los Aidaj son espacios ubicados en diferentes distritos de la urbe alteña, donde los adolescentes acceden a servicios médicos, psicológicos y educativos. Desde ellos se encaran problemáticas que asechan a la poblacional joven, como los embarazos y abortos, violencia en sus diferentes manifestaciones, alcoholismo y drogadicción.
Este trabajo de prevención cobra relevancia en momentos en que la población boliviana debate en público y en privado la propuesta gubernamental de modificar el Código Penal por el que se incorporarían nuevos supuestos para la práctica de un aborto.
El proyecto es impulsado por la Unidad de la Juventud de la Dirección de Desarrollo Integral de la Alcaldía alteña, en alianza con las ONG Grupo Asocio, Centro de Multiservicios Educativos (Cemse), Consejo Rural y Aprende, a las que recientemente se sumaron Marie Stopes y Save the Children.
MEJOR ENTRE PARES
En su segundo año –de los cinco que tendrá vigencia–, jóvenes entusiastas comparten desinhibidas experiencias propias con sus pares, con el valor agregado de haber recibido capacitación e información que les permite acercarse con mejor tino y empatía a quienes acuden en busca de orientación o ayuda.
“Hemos visto que es mucho más efectivo que la información vaya de par a par, del adolescente al adolescente. Es hasta mejor aceptado y entonces hemos visto que los adolescentes pueden ser un recurso humano que puede ayudar a que esto se dé en cascada, que se pueda transferir del uno al otro”, afirma Marlene Narváez, Coordinadora Nacional de Proyectos de Salud del Cemse.
También es un tema de derechos. “Creemos que los derechos humanos son respetados siempre y cuando la misma gente se haga respetar y eso significa fortalecer y empoderar a los jóvenes. Un joven que sabe sus derechos, no va a ser violentado por un policía, un joven que sabe sus derechos puede romper un círculo de violencia. Y entonces creemos que este tipo de actividades fortalece mucho este tema”, dice Tamara Núñez del Prado, adjunta de la Defensoría del Pueblo.
MUNICIPIO
“La formación en salud sexual y reproductiva a través de la atención diferenciada a jóvenes y adolescentes está establecida en la Constitución Política del Estado, pero ningún municipio asume esa responsabilidad. Somos el primer municipio en hacerlo”, afirma Karina Carvajal, directora de Desarrollo Integral de la Secretaría de Desarrollo Social del Gamea.
“Vamos a trabajar sobre todo en lo que es prevención de embarazos en adolescentes ya que hemos tenido datos alarmantes, como que en esta ciudad una adolescente resulta embarazada en diferentes circunstancias. Lo que el Municipio está haciendo es encarar ese trabajo de manera conjunta con sus aliados”, agrega.
Para la autoridad edil, el trabajo preventivo debe enfocarse en el futuro, para que en los próximos cinco o 10 años las actuales cifras disminuyan.
“Tenemos que reducir estos índices porque nuestros niños, niñas y jóvenes merecen una oportunidad, pues en el futuro serán los forjadores de nuestra ciudad”, agrega, para mencionar que el elevado consumo de alcohol y la trata y tráfico de personas son problemáticas que también aquejan a esta urbe.
La autoridad relata que “un padre que asistió a uno de los talleres salió en principio alarmado y nos decía: ‘¡Cómo les van a enseñar esto a los muchachos!’. Pero luego que se enteró mejor de la problemática, entendió que es un trabajo necesario que debemos hacer en la casa, en los colegios y grupos juveniles, como los Aidaj, para informar y concienciar a los jóvenes. Al final terminó convencido de que ‘los papás tenemos que quitarnos las vendas de los ojos’”.
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