En pocas palabras
Hoy como ayer el encono político en nuestro continente ha llegado a extremos inconcebibles. Hechos que tan sólo son equiparables con otros similares de la barbarie de los albores de la humanidad ni duda cabe.
Es que quienes detentaron el poder político y económico no titubearon en inmovilizar al adversario empleando toda suerte de falacias y calumnias. Recurriendo, inclusive, a siniestros métodos que vulneraron la libertad de pensamiento y expresión. Pues conculcaron la libre locomoción.
En este marco resurge, generando controversia permanente, la figura del peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre. Su pensamiento y su palabra aún están vigentes pese el transcurso del tiempo y del espacio. Existen, por lo tanto, panegiristas y maldicientes de aquel. Es decir quienes lo aceptan y quienes lo rechazan.
Su partido, el APRA, en sus primeros años, fue considerado como una “secta” de fanáticos subversivos. Por ello mismo estuvo condenado a desaparecer del escenario peruano. Se dijo, asimismo, que dicha tienda política generaba ideas disociadoras del orden y de la “buena marcha” del Perú.
El 15 de mayo de 1945, en el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero, el APRA fue reconocido legalmente como partido. Ello implicaba también el reconocimiento del liderazgo político de su fundador y jefe, Víctor Raúl Haya de la Torre.
Haya de la Torre, pese haber triunfado en las elecciones de 1935, no pudo obtener el Poder, debido que no contaba con la edad suficiente para asumir la máxima instancia de la administración pública peruana. Por último, a la edad de 84 años y con limitaciones intelectuales propias de la ancianidad, aún era considerado presidenciable, con miras a las elecciones de 1979. Y a poco tiempo, debido a una larga enfermedad, falleció.
Durante el régimen gubernamental del general Manuel A. Odría, que se inauguró el 28 de octubre de 1948, el APRA fue disuelto y consecuentemente sus dirigentes perseguidos. Aquel ha ejercido hasta 1956 un control muy estrecho sobre los partidos de izquierda y los sindicatos.
Las reivindicaciones sociales, provenientes de los segmentos populares, han enriquecido el pensamiento político de Haya de la Torre. Conocía, indudablemente, la problemática socio-política no sólo peruano sino regional posiblemente más que ningún otro líder de su tiempo.
En suma: él quiso que la justicia social recaerá sobre los desheredados de siempre.
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