EDUCACIÓN
La pérdida de un año escolar representa algo muy desmotivador tanto para padres como para los hijos. Sin embargo, a pesar de ello lo importante es buscar soluciones efectivas y no percibir todo como algo negativo. Entonces será determinante el identificar las razones por las cuales el estudiante no concluyó este proceso educativo.
Al respecto conversamos con la psicóloga educativa Marcia Aguirre y el pedagogo Gualberto Tein acerca de la mejor manera de apoyar a los alumnos que reprobaron el año escolar y con qué perspectivas se debe comenzar un nuevo año ya sea en otro establecimiento escolar o en el mismo centro educativo, según sea el caso.
“Cuando un adolescente reprueba el año hay que ver por qué ha sucedido esto, cuáles han sido las dificultades que se han presentado: en el aula con el docente, con los compañeros de curso, en el hogar con la familia, con la enamorada o con los amigos. Identificar y saber cómo podemos ayudar a encaminar a esta persona para que no vuelva a repetirse”, explica Marcia Aguirre.
La psicóloga afirma que perder un año para el alumno es terrible por el solo hecho de ver cómo sus compañeros están en otro nivel y él no, es una situación muy frustrante para el estudiante, por esa razón es importante que el docente o tutor del nuevo colegio converse con el alumno con el fin de ayudarlo a adaptarse al aula y a sus nuevos compañeros.
Por su parte, el pedagogo Gualberto Tein recomienda que la primera reacción de los padres al conocer que su hijo reprobó el curso debería ser evitar el expresar su disgusto con palabras hirientes que sean producto de la frustración que sienta en ese momento, porque esto no ayudará a que sus hijos enfrenten futuros retos.
“Los padres son los más indicados para hacer una reflexión exhaustiva y serena que ayude a identificar las causas de las malas calificaciones. Analizar por qué paso esto, si fue producto de la irresponsabilidad, si existe alguna dificultad en el aprendizaje que no ha sido reconocida o si se trata de una situación emocional que está viviendo el alumno”, afirma Tein.
Según el pedagogo, para el adulto es fácil criticar al hijo, sin percatarse que durante ese año el alumno vivió situaciones que muchas veces requirieron de su compañía, pero que no se le prestó atención, en el caso de aquellos que tuvieron que afrontar el divorcio de sus padres, la pérdida de un ser querido o de inestabilidad familiar en el aspecto económico o la razón que fuera.
Los padres deben considerar que nunca se pierde un año sin haber asimilado ciertos conocimientos en beneficio del educando.
“Se debe tener en claro que lo que se perdió fue un nivel académico que debe ser repetido. Que si bien es una situación que afecta económicamente a los padres no debe exagerarse como si se tratará algo de vida o muerte. Para lo cual la comunicación es esencial para asumir tareas, problemas y retos junto a los hijos acompañándolos y dándoles seguimiento a sus actividades pedagógicas”, dice Tein.
Para el pedagogo la responsabilidad de la educación de los hijos es algo que no se puede dejar de lado. Su importancia radica en que los padres asuman seriamente estos roles y uno de ellos es velar por una formación adecuada de los hijos, este debería constituirse en el principio que articule las tareas que deben realizar.
“La pérdida del año escolar es una de las causas de suicidio infantil y de que los niños escapen de casa por miedo a los castigos que los padres les den, por esta razón es importante actuar de manera correcta con el fin de evitar consecuencias mayores”, enfatiza Teín.
El pedagogo hizo las siguientes puntualizaciones al respecto:
1.- Hacer una autoevaluación del rol que tienen los padres. Que el fracaso del alumno es también de los padres.
2.- Entender que todo fracaso es un trampolín para llegar al éxito. Se debe enseñar a los hijos a manejar el fracaso y a tener una actitud positiva frente al mismo.
3.- Enseñar a los hijos que la disciplina es fundamental para lograr el éxito, para lo cual es necesario hacer un cronograma de actividades con horarios específicos para las diferentes tareas en casa y cumplir con esto responsablemente.
4.- El inculcar a los hijos que siempre habrá un futuro mejor y que se debe mirar hacia adelante. Si el alumno perdió el año, con echarse a llorar no soluciona el problema. Lo importante es que aprenda a vencer los obstáculos que se le presente.
Tanto la psicología educativa como la pedagogía en aula cumplen un rol esencial en el proceso de orientación de los educandos, por esta razón es importante que se coordine sus actividades para que en primaria se despierte las aptitudes y actitudes de los niños en el proceso de enseñanza aprendizaje y se descubran sus potencialidades.
“Tanto la psicología como la pedagogía en secundaria tienen una función principal que está destinada a descubrir las aptitudes dirigidas hacia la vocación que tenga el estudiante en primero, segundo y tercero de secundaria. Cuarto, quinto y sexto de secundaria se plantea la búsqueda de la profesión que se tendrá”, finaliza la psicóloga educativa.
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