El subdesarrollo y la felicidad

La felicidad tiene su día. Desde el 2013, por disposición de las Naciones Unidas, se celebra el Día Internacional de la Felicidad cada 20 de marzo. En nuestro país, esta fecha pasó casi inadvertida.

El libro ABC del Desarrollo en Bolivia de INESAD señala que los bolivianos son más felices que el promedio mundial, pero no tan felices como el promedio de América Latina y el Caribe. Un tema que debe preocuparnos en Bolivia es salir del subdesarrollo para mejorar en salud, servicios básicos, educación y otros que ayudarán al bienestar y la felicidad de los bolivianos. El historiador tarijeño William Bluske Castellanos en su libro “Sub desarrollo y Felicidad” plantea muchos de estos aspectos.

Para la ONU, “es importante balancear las medidas económicas de progreso con las medidas de bienestar subjetivo, para asegurarse de que el progreso económico guíe a mejoras amplias en los ámbitos de la vida, no solo una mayor capacidad económica”.

La Real Academia de la Lengua Española define la felicidad como el “estado de grata satisfacción espiritual y física”.

Buda Gautama decía que “no hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino”, Sócrates sostenía que “el secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”.

Por su parte, Platón planteaba la Ciudad Sol y afirmaba que “el hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo y no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”; Aristóteles afirmaba que “la felicidad depende de nosotros mismos”. El chino Lao Tzu señalaba que “si estás deprimido, estás viviendo en el pasado; si estás ansioso, estás viviendo en el futuro; y si estás en paz, estás viviendo el presente”. Hasta Immanuel Kant habló de la felicidad, afirmando que “la felicidad; más que un deseo, alegría o elección, es un deber”.

Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, un país del sur de Asia, ideó la “economía de la felicidad”, concepto que fue ganando fuerza en varios países europeos, hasta que la Organización de la Naciones Unidas (ONU), el 2011 pidió a sus países miembros usar la felicidad de su gente como una guía de sus políticas públicas.

Singye, también llamado Rey Dragón, proponía dar relieve a la felicidad y el bienestar como una aspiración universal de los seres humanos, por lo que estos aspectos debían estar incluidos en las políticas de gobierno. Por eso propuso que la filosofía de su Gobierno se basase en hacer felices a sus súbditos y acuñó el concepto revolucionario de Felicidad Nacional Bruta (FNB).

Ahora, el FNB es un indicador de nivel de vida y se lo calcula midiendo nueve puntos: el bienestar psicológico, el uso del tiempo, la vitalidad de la comunidad, la cultura, la salud, la educación, la diversidad medioambiental, el nivel de vida y el Gobierno. Se lo utiliza como complemento al Producto Interno Bruto.

Este 2017, la ONU utilizando las redes sociales con el hashtag#SmallSmurfsBigGoals, invita a actuar en pro de la felicidad y promociona los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible acordados en 2015 por los países miembros, con el objetivo de acabar con la pobreza, reducir la desigualdad y proteger el planeta, aspectos que llevarán al bienestar y felicidad de todas las personas.

Y, ¿qué pasa en Bolivia? Antes de referirnos a la felicidad en el país, conviene revisar lo que afirma Jürgen Klaric –de padres bolivianos-. Este experto norteamericano en neuromarketing que participó en el Congreso de la Felicidad que se desarrolló en La Paz, sostiene que el boliviano se caracteriza por quejarse mucho y que para ser felices deben ser más optimistas.

De acuerdo con el Reporte Mundial de la Felicidad 2017, nuestro país ocupa el puesto 58, entre 155 países.

En el país, hace pocos años, el PNUD hizo un estudio sobre el bienestar subjetivo y llegaron a la conclusión de que tener un trabajo (27%) es lo más importante, luego está el tener casa propia (16%). Le siguen gozar de buena salud (15%), tener dinero (11%) y tener acceso a los servicios básicos (9%). El subdesarrollo no ayuda a desarrollar la felicidad.

El trabajo, la familia son aspectos determinantes para la felicidad. Los estudios muestran que en el país la salud es un tema importante para el bienestar de la población, el Gobierno debería priorizar su atención con programas, proyectos y políticas destinados a mejorar la salud, educación y el acceso a servicios básicos entre otros para generar desarrollo y la felicidad de los bolivianos.

El autor es Economista con Post Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador de la Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).