Qué hacer cuando algunos hijos no aceptan la ayuda real de sus progenitores

En el libro “El hombre mediocre” de José ingenieros, se muestra un perfil de algunas personas que forman parte de toda familia, que solo piensan en divertirse y no toman su vida en serio, no al menos, mientras los padres tengan vida en este mundo.

Son muchos los papás que sufren y viven sufriendo por ayudar a sus hijos a que tomen su vida en serio y se pongan a crear un plan de vida con el cual podrían poner en orden sus asuntos, sus actitudes, sus acciones, sus comunicaciones y los resultados que pretenden lograr.

No es por molestar que los papás insisten en que sus hijos estudien y eviten convertirse en personas viciosas, superficiales y desagradables pues en la vida todo es tiempo y oportunidad y cuando no se aprovechan estas dos condiciones, la vida suelen ser dura, muy dura, dolorosa, desagradable y de larga duración y esa es la situación que los papás quieren evitar o ahorrar a sus hijos, pero, al parecer, muchos de los hijos quieren tener esa experiencia y crean verdaderos muros para evitar toda comunicación, todo consejo o toda sugerencia en cuyo caso, los papás deberán volcar su atención hacia sí mismos y tomar las decisiones necesarias para dejar de presionar a sus hijos y concentrarse en su propio mejoramiento personal para salir de todas situación mediocre que condena las personas a vivir en sus niveles más bajos, menos veraces y con resultados absolutamente vergonzantes.

Cuando los papás deciden tomar en serio su necesidad de reconocer su estado actual, se dan cuenta de su necesidad de progresar y de mejorar y enfocar su atención en sí mismos, descubren un hecho bien interesante: Las palabras habían sido fuerzas mágicas que cuando son positivas o constructivas y se las repite con disciplina por etapas de diez minutos, tres veces al día durante tres días, producen efectos especiales como la eliminación de formas destructivas de pensar, la eliminación de generación de culpa en sí mismos y en otros, la eliminación de conductas de flojera o falta de motivación.

El efecto positivo de las repeticiones sistemáticas y disciplinadas es también sorprendente, de alguna manera surge en nosotros la necesidad de poner orden en nuestro dormitorio personal, en nuestro material de estudio si es que estudiamos, en nuestra ropa y sobre todo, en nuestros compromisos personales pues debemos recordar que las personas valen tanto como el cumplimiento de la palabra que empeñan y las personas que se comprometen y no cumplen o simplemente no dan importancia a su palabra empeñada, van perdiendo amigos y relaciones humanas y con el tiempo van quedando aisladas en su propia soledad, en su propio estado negativo y en su propia consciencia que no supo escuchar ni hacer caso a los llamados que la sabiduría de la vida les hizo en su tiempo.

Los pensamientos que voy a dar a continuación, si se los repite en voz alta en ese plan de tres días que mencioné, pueden producir algunos arreglos interesantes en nuestra personalidad, en el funcionamiento de nuestro cuerpo y sobre todo, en nuestra salud emocional; los pensamientos son:” estoy decidiendo ser una persona constructiva y con sinceridad total”;” estoy decidiendo escribir para mí mismo un plan de vida para mejorar mi vida actual y para corregir todos los errores que estoy cometiendo”;” estoy decidiendo pensar con mucha frecuencia:” yo puedo y puedo ahora mismo!””.

Encuentre una manera de repetir esos pensamientos, en voz alta y en una habitación aislada, con el cuerpo recostado y bien cubierto para que su energía vital se mantenga con usted y si lo hace, experimentará resultados asombrosos y muy gratificantes; nos vemos en el artículo de mañana.