Utilización de niños en propaganda política

Los niños y jóvenes del país merecen respeto y consideración de toda la población y, en sumo grado, de quienes tienen condición de autoridades; por ello, no pueden ni deben ser mancillados con actitudes ni palabras ni situaciones de cualquier naturaleza y menos con publicidad y propaganda política. Así se ha obrado siempre porque esos niños y jóvenes no solamente representan el presente sino, muy especialmente, el futuro.

La personalidad de niños y jóvenes no debe recibir influencias de ninguna clase, salvo las específicas señaladas en los textos que se pone a su disposición para que se formen con virtudes, valores y principios y adquieran conciencia de país. Hace pocos días, al inaugurarse un establecimiento educativo en la localidad de Chimoré, Cochabamba, el Presidente de la República conjuntamente el ministro de Educación, en el acto cívico del caso, entregaron “boinas rojas y negras con la efigie del ex-presidente venezolano ya fallecido” y, por supuesto, se expresaron conceptos halagüeños para dicho personaje porque la escuela lleva su nombre, Hugo Chávez Frías.

Influir o adoctrinar a niños en cuestiones que tengan que ver con creencias o ideologías políticas de cualquier tipo, no le hace bien al país; al contrario, son actitudes alienantes y contrarias al espíritu mismo de los niños; es menos el mérito cuando se ensalza o aclama a un personaje extranjero que, en su momento, fungió como posible “líder socialista” de su país y con pretensiones para serlo de todo el continente. El personaje en cuestión que reciba homenajes y honores en su país, pero no en Bolivia y menos con el uso de niños y jóvenes que, además, cuentan con personajes y héroes nacionales a quienes honrar.

Las boinas distribuidas entre los niños y jóvenes seguramente buscan tener viva la presencia del ex–caudillo venezolano que, lamentablemente, dejó en malas condiciones económicas, políticas y sociales a su país y en manos de quien ejerce funciones no solamente de presidente sino de dictador de la patria del Libertador Simón Bolívar que, en todo caso, merece todo honor y gloria.

Hay que recordar que, hace muy poco, se censuró, por parte del gobierno, el hecho de que una parlamentaria haya utilizado o haya pretendido utilizar a niños haciendo publicidad o pregonando respeto a la Constitución Política del Estado que tuvo su apoyo decisivo en el referéndum del 21 de febrero de 2016. Se dijo que los niños no deberían ser utilizados para actos que impliquen concomitancia política.

Conformes con ese criterio, toda la colectividad nacional conviene en la prohibición de usar a nuestra niñez y juventud -y menos para exhibir signos que no corresponden ni interesan al país- en concentraciones que tienen todo el tinte político-partidista.