El Silala según estudio universitario

Las aguas de manantiales del Silala no son de un cauce internacional, no son aguas bicarbonatadas sódicas que nacen en un cerro y no hay ningún río, según estableció un estudio técnico-geológico de la Universidad Tomás Frías de Potosí. La aseveración fue hecha a la Comisión de Política Internacional por autoridades de la Universidad potosina en base a una investigación realizada durante varios años por un equipo compuesto de profesores y estudiantes.

El estudio, que confirma que las aguas de manantiales del Silala son propiedad de Bolivia, agrega que las recargas no son meteóricas o de lluvia y tampoco provendrían de cotas altas, ya que no son saladas y más bien son absolutamente puras. Asimismo, el informe desechó que las aguas de manantiales provengan de aguas fósiles o que las recargas provengan del lado chileno.

Sin embargo, pese a la meticulosidad del estudio, las autoridades universitarias potosinas señalaron que sus investigaciones todavía son incompletas a profundidad y para concluirlas requieren de algún tiempo más y en especial de la colaboración del gobierno, algo que se espera se realice en vista del interés nacional.

En todo caso, cualquiera que sea el origen, la calidad de las aguas, manantiales, etc., lo importante es tomar en cuenta si la propiedad de ese recurso es de Bolivia y qué dice su legislación al respecto. No se debe olvidar que nuestro país tiene una antigua legislación sobre la materia y que es la que se debe considerar en formar prioritaria. En ese sentido, lo accesorio debe depender de lo principal, según la legislación universal.

Se puede anticipar al respecto, que tanto el estudio de la Universidad potosina como al parecer también ocurre con las opiniones del gobierno, ese último aspecto no está siendo tomado en cuenta, lo cual podría conducir a que, finalmente, las aguas del Silala puedan ser definidas como “río de curso internacional”, afirmación que podría convertirse en un enormísimo daño para el país, aparte de una derrota de grandes proporciones para la administración estatal.

El hecho de que se considere casi exclusivamente el asunto del Silala como problema técnico constituye una actitud “positivista” que se niega a considerar los problemas con base en deducciones lógicas y jurídicas, actitud pragmática que conduce a resultados irreparables, aspecto que señalamos puntualmente en esta oportunidad.