¿Una “cumbre” para combatir al terrorismo?

El Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció que “convocará a 68 países y organizaciones territoriales para tratar de luchar contra el Estado Islámico (EI) y el yihadismo”; que la cumbre examinará los aspectos militar, diplomático, político y financiero con miras a conseguir efectos categóricos y terminantes contra el terrorismo que causa estragos en muchos países del mundo.

Muchas veces, desde su asunción al mando del gobierno estadounidense, el presidente Donald Trump expresó conceptos duros en contra del terrorismo y se refirió a que “debe existir una responsabilidad compartida de todos los países para combatir al terrorismo desplegado por el yihadismo y el Estado Islámico”. La referencia a que debe haber responsabilidad compartida está en que EEUU querría que todos los países ayuden no solo militarmente sino económicamente con miras a derrotar al fanatismo islámico. La mayoría de los países, especialmente los integrantes de la OTAN, han mostrado cautela en sus respuestas, seguramente atenidos a que siempre han estado los Estados Unidos a la cabeza de las acciones y mucho más con participación militar y financiera.

El terrorismo, desde hace varias décadas, especialmente por razones de fanatismo religioso que busca el reinado del Islam en todos los países, ha mostrado que solamente por la fuerza conseguirá sus objetivos y son políticas rechazadas por todo el mundo bajo el principio de que todas las naciones son libres de elegir los credos o religiones que deseen sin ser impuestas por nadie y menos mediante la acción de las armas y acciones terroristas.

El islamismo actuó siempre bajo el principio de que “Alá debe regir el destino del mundo” y ha tratado, especialmente en los últimos veinte años, con decisiones de los dirigentes religiosos que propugnan los extremos, a que “el mundo sea convencido por cualquier medio y si las políticas pacíficas no dan resultado, hacerlo mediante la imposición por la fuerza que siembre hambre, sufrimiento y guerras”. Esta consigna se ha divulgado en todas partes y mediante reuniones esporádicas de sus dirigentes, han logrado convencer a muchos contingentes para que inicien, en sus países o fuera de ellos, acciones que “convenzan a los pueblos”.

El terrorismo, asentado especialmente en Siria e Irak, cifra sus consignas fanáticas en el hecho de contar con armamento, milicias debidamente armadas y aleccionadas, sobre todo, con un poderío económico financiero que “puede conseguir cualesquiera medios para combatir a sus enemigos”. La reunión de 68 “grandes” del mundo, reunión de la que Rusia no participaría, tendrá que decidir acciones que sean contundentes y decisivas según expresión del Pentágono de los EEUU.