Raúl Rosales P.
El sistema económico-político capitalista no solo es posible, sino está en pleno crecimiento en Bolivia. Está desarrollando activamente desde hace unos 50 años, pero en particular desde fines del siglo pasado y sin ninguna posibilidad de que sea frenado o desviado hacia otros objetivos y menos al llamado socialismo, ya sea el dominado del siglo pasado o del “Siglo XXI”.
La evolución de ese sistema económico está, sin embargo, frenada por diversas disposiciones y pronunciamientos en su contra por parte de grupos partidarios o funcionarios de Estado que imbuidos de teorías exóticas, consideran que este régimen es inaplicable en Bolivia y que, en cambio, se debe acudir a su aplicación de otras fórmulas “antes de que sea tarde”.
Los avances en la práctica del sistema capitalista en Bolivia, país que recién salió del sistema feudal del medioevo así como los enormes frenos legales oficiales que impiden su desarrollo, son cada vez más decisivos y son imposibles de ser alterados por algunos planteamientos teóricos traídos por los cabello.
El desarrollo del capitalismo en Bolivia está también sometido a las fuerzas motrices y leyes de su existencia que se originan en tiempos pasados. Entre ellas se destacan que a lo largo y ancho del país la producción de mercaderías ya no se hace para el consumo individual, sino para la venta; el trabajo se ha convertido en un artículo de compra y venta; el dinero ha invadido hasta los últimos poros de la sociedad; ha desaparecido el trueque y solo se utiliza el dinero; algunos productores crecen mientras otros son absorbidos por los grandes; los capitales financieros progresan aceleradamente.
Por otro lado, ya no existe el trabajo pagado en especie, sino solo el pagado en dinero; la tierra se alquila, se compra y se vende y su precio sigue subiendo; en la agricultura se ha creado nuevas formas de renta.
Esos y otros aspectos de los progresos del sistema capitalista se registran a lo largo y ancho de todo el país en diversos grados de desarrollo desde Santa Cruz hasta las más lejanas comunidades el altiplano. Es más, se desarrolla como “capitalismo salvaje” con salarios muy bajos, trabajo de diez a doce horas al día, ningún beneficio social, etc. con frecuencia bajo el amparo del Estado actual.
Esas manifestaciones de la evolución del régimen capitalista en Bolivia son destacados en un libro de reciente circulación titulado “Desarrollo del Capitalismo en Bolivia”, en el que el autor, Luis Antezana Ergueta, indica que ese sistema ya se ha consolidado y requiere libertad para progresar, hecho que deberá producirse de “forma inevitable”. Agrega que este régimen es en Bolivia como “un tigre joven, encerrado en una jaula de barras de acero, pero que en su crecimiento terminará de romper todos los barrotes que impiden conseguir su libertad y desarrollar hasta sus últimas consecuencias”.
El libro de este periodista y escritor contempla otros numerosos aspectos del fenómeno contemporáneo de tipo capitalista que Bolivia vive al presente y permite concluir que el país vivirá más a corto que a largo plazo una “revolución democrática” de grandes alcances, pero no solo en el sentido habitual de cambios políticos, sino en su contenido económico.
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