Vía Crucis de Viernes Santo

Papa califica de “vergüenza” a la destrucción en el mundo

• El pontífice realizó el rito religioso en el Coliseo romano ante cerca de 20.000 fieles.


Filipinos representan el Vía Crucis durante los actos del Viernes Santo en la ciudad de Boac, en la isla de Marinduque (Filipinas).

Roma.- El papa Francisco tachó ayer de “vergüenza” las “imágenes de devastación, destrucción y naufragio que se han convertido en ordinarias” en el mundo actual, tras presidir orante y en silencio el rito del Vía Crucis en un Coliseo romano blindado.

“Cristo, nuestro único salvador, regresamos a ti también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida”, lamentó.

MILES DE CATÓLICOS

Francisco, ante 20.000 fieles según la Santa Sede, denunció “la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, pertenencia étnica o social o por su fe” en Jesús de Nazaret.

También tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia, por “las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, hemos escandalizado y herido tu cuerpo, y hemos olvidado nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad”.

También arremetió contra “el silencio ante las injusticias” y denunció “las manos perezosas en el dar, pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar” o los “pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien”.

PLEGARIA PAPAL

Francisco reclamó que la “cruz transforme nuestros corazones endurecidos en corazones de carne capaces de soñar, de perdonar y de amar”, que convierta “esta noche tenebrosa en alba fulgurante de la resurrección” de Cristo.

“Te pedimos que rompas las cadenas que nos mantienen aprisionados en nuestro egoísmo, en nuestra ceguera voluntaria y en la banalidad de nuestros cálculos mundanos”, oró el pontífice.

Francisco de este modo puso fin al sugestivo rito del Vía Crucis, que consiste en el recorrido de la cruz desde el interior del Coliseo hasta la colina del Palatino, donde se encuentra el Papa, para simbolizar el escarnio y muerte de Jesucristo.

El Papa llegó en torno a las 21.00 locales (19.00 GMT) a la colina del Palatino, próxima al Anfiteatro Flavio, y fue recibido por la alcaldesa de la capital, Virginia Raggi, con quien conversó unos instantes.

FUERTE SEGURIDAD

La zona fue blindada con un férreo dispositivo de seguridad por la amenaza terrorista, en el que se sucedieron los controles y por el que los principales accesos a los alrededores del Coliseo fueron cortados al tráfico y bloqueados con grandes coches policiales.

Desde el Palatino, con una cruz conformada por velas a sus espaldas, Francisco asistió en profundo recogimiento al recorrido del crucifijo, que este año estuvo acompañado por las meditaciones de la teóloga francesa Anne-Marie Pelletier.

La cruz fue portada por el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, pero también por otras personas como un discapacitado, dos estudiantes, una familia así como por laicos y religiosos como los dos frailes franciscanos de Tierra Santa, uno de ellos argentino.

Pero también por fieles procedentes de algunos de los países que el pontífice visitará este año, como Egipto, Portugal o Colombia, y otros a los que planea viajar, como India.

Por otro lado, el “Jesucristo de Pampanga”, en Filipinas, Ruben Enaje, fue ayer crucificado por 31 año consecutivo en esta provincia al norte de Manila, donde más de una decena de penitentes cumplieron con la sangrienta tradición del Viernes Santo.

Cuatro clavos de acero de diez centímetros, dos atravesando las manos y otros dos los pies, fijaron a este filipino de 57 años a una cruz de madera ante la mirada de las 60.000 personas -según estimaciones- que asistieron al famoso rito anual en el barangay (barrio) San Pedro Cutud de la localidad de San Fernando.

DATOS

- El pontífice tuvo también palabras para las mujeres, cuyo llanto “no falta nunca en este mundo” en el que, recordó, “hay mucho que llorar”.

- El rito del Vía Crucis fue instaurado en 1741 por orden de Benedicto XIV, aunque su práctica cayó en el olvido con el paso del tiempo, hasta que se retomó en 1925.

- El Vía Crucis es uno de los catos más esperados de la Semana Santa romana, que proseguirá hoy con la Vigilia Pascual y con los actos del Domingo de Resurrección.

 
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