Sequía golpea a municipios de Pasorapa, Aiquile y Omereque

En los últimos años los municipios de Pasorapa, Aiquile (capital de la provincia Campero de Cochabamba) y Omereque han sido afectados significativamente por las escasas precipitaciones pluviales registradas en la última década, que, según criterio de los expertos en Climatología, Medio Ambiente y Ecología, es debido fundamentalmente al cambio climático, cuyas causas determinadas de manera científica, serían las emisiones de gases tóxicos, tanto naturales (erupciones volcánicas), como por la actividad del hombre por el uso, fundamentalmente, de combustibles fósiles, aunque también contribuyen otros factores menores de contaminación ambiental

Estos municipios en el pasado fueron importantes centros de producción agrícola y ganadera, para citar algo las comunidades de Aiquile por las características de su ecosistema son aptas para la producción de cereales, especies hortícolas, ganado vacuno, ovino y caprino, además de otras especies animales menores, Asimismo, Pasorapa siempre se caracterizó por tener áreas deseables para la crianza de ganado vacuno y caprinos en sitios denominados estancias. En adición a esto, también se cultiva cereales y tubérculos menores. Finalmente, Omereque es el municipio productor de cítricos, cucúrbitas, caña y otras especies frutales de consumo masivo en las principales poblaciones de la provincia. Cabe remarcar que en las riberas de los ríos Mizque y Grande, limítrofe con otras provincias también se cultiva diversas especies alimenticias de clima subtropical.

Ahora bien, descritas las aptitudes de estos municipios como productores de alimentos, al presente por el desfase climático, de manera rápida vamos a describir la situación que están confrontando las familias y en su caso comunidades enteras de estos municipios. El efecto central es la baja o ninguna producción agrícola y pecuaria, muerte de cientos de cabezas de ganado por falta de agua y forraje. Finalmente la parte triste es la migración de los pobladores a los centros urbanos como: Vallegrande, Santa Cruz, Cochabamba, Brasil, Argentina y otros.

Según los datos de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR) de la Gobernación de Cochabamba, y otras autoridades del sector, por solicitud de los alcaldes de estos municipios, indican que enviarán carros cisternas para subsanar la carencia de agua. En adición a esto, señalan que perforarán pozos para la provisión de este líquido elemento. Todos estos intentos para solucionar este problema son paliativos menores o inconsistentes. Sin embargo, se debe remarcar que este problema no es eventual ni reciente, es un problema antiguo. Los pasorapeños decían que en los bañados (sitios de suelos aluviales con alta fertilidad y retención de humedad) eran suficientes de 3 a 4 lluvias al año para lograr una buena producción. Probablemente esto se debía a que las altas temperaturas registradas en este municipio promovían altas tasas fotosintéticas y, por tanto, un rápido desarrollo y producción de los cultivos. Lamentablemente por las bajas precipitaciones y una deficiente distribución de las mismas, se crea esta situación triste y dramática en los municipios de referencia.

Para concluir, frente a este gravísimo problema preguntamos ¿qué hace el gobierno?, diríamos casi nada, solo paliativos, Según criterio de los afectados y del que escribe la presente nota, para aliviar el efecto climático se lo debería manejar con criterio técnico, con base en datos históricos de producción agrícola ganadera. Se debería construir represas de agua, es decir apresar el agua de la escasa precipitación que cae en el periodo lluvioso. Pero, contrariamente a esto, se gasta recursos del estado, es decir de los bolivianos, en obras como: la Casa Grande del Pueblo, de 29 niveles, de los cuales 23 serán destinados a despachos con diseño arquitectónico tiwanakota y un helipuerto. Los reclamos de la Alcaldía paceña para proteger algunos edificios considerados patrimonios arquitectónicos no fueron escuchados. El costo total de esta insulsa inversión es de 252.4 millones de bolivianos y, por supuesto, más los ajustes de rigor al concluir la obra. Estos lujos en términos de residencias presidenciales no se dan en otra parte del mundo, sí en un país pobre como el nuestro. Sería larga la lista de obras innecesarias y de poca utilidad para el pueblo boliviano.

El autor es Ing. Agr. Experto en Pastos y Forrajes.