Hernán Maldonado
“Las protestas pacíficas no se tocan ni con el pétalo de una rosa”, afirmó el ministro de la Defensa, Gral. Vladimir Padrino López. Monumento al cinismo, porque en 11 días de manifestaciones callejeras, hasta el Jueves Santo, se contabiliza 5 muertos, 200 heridos y 380 detenidos.
Venezuela vive su hora más difícil en 18 años del socialismo del Siglo XXI, instaurado por el sátrapa Hugo Chávez Frías. 8 de cada 10 venezolanos quiere que salga del poder el chavismo que ha hundido en la miseria a la patria del Libertador Simón Bolívar.
La gota que rebasó el vaso de la paciencia popular fue la orden de Nicolás Maduro de cerrar la Asamblea Nacional de mayoría opositora, elegida el 6 de diciembre del 2015. El dictador reculó, pero ya la pradera estaba encendida. La aguda escasez de alimentos, la falta de medicinas y la corrupción galopante fueron su combustible.
En el primer cuatrimestre del 2014 se produjeron manifestaciones estudiantiles en Caracas, Mérida, Valencia y Táchira, principalmente, y fueron aplastadas a sangre y fuego. 43 jóvenes murieron. Los líderes de la oposición contribuyeron a dispersar las protestas al aceptar un diálogo con el régimen, sin resultado alguno.
Esta vez las protestas se producen en todos los rincones de Venezuela, como pudo comprobarse el Jueves Santo, pese a ser feriado nacional. Cuando Maduro y sus compinches cancelaron el referendo revocatorio y luego las elecciones para gobernadores, se suscitaron manifestaciones en Caracas que reunieron a más de un millón de personas.
Maduro convocó a un nuevo diálogo mediado por el Vaticano, pero otra vez incumplió los acuerdos, porque no se liberó a la mayoría de los 110 presos políticos, entre ellos a Leopoldo López, líder de Voluntad Popular, encarcelado desde el 15 de febrero del 2014.
El gran problema de los dirigentes opositores ahora es ponerse de acuerdo para encauzar la furia popular. Algunos como Henri Falcón, gobernador de Lara, y el ex candidato presidencial Manuel Rosales, se muestran blandengues y creen que hay que buscar vías pacíficas para recuperar el hilo constitucional. Pero el pueblo opositor, que ha visto cómo la tiranía, una y otra vez, incumple su palabra, reclama un cambio de gobierno. Quiere ver fuera del poder al chavismo incapaz y corrupto.
El alto mando militar es el único sostén de la dictadura. El oficialismo convocó a sus huestes a una gran concentración el mismo jueves, pero fue tan ridícula la asistencia que ni siquiera pudo salir a confrontar, como ocurrió en años anteriores, a una marcha opositora que por primera vez se produjo en el Oeste de Caracas, reclamado mil veces como bastión del chavismo.
López, desde la cárcel habló a gritos con su madre (le están prohibidas las visitas) ante la presencia de un reportero de la BBC y dijo que el pueblo quiere elecciones. Seguramente, por el aislamiento en que se encuentra, no está enterado de que el pueblo ahora lucha por su libertad y no quiere unas elecciones con un gobierno tramposo, que tiene secuestrados todos los poderes públicos.
Freddy Guevara, segundo al mando en Voluntad Popular, anunció que continuarán las protestas. “Somos pacíficos, pero no pendejos” (término venezolano por tonto), dijo, al denunciar la brutal represión en la jornada en casi todas las marchas que se produjeron en la mayoría de los 335 municipios de Venezuela.
Quizás estas marchas fueron apenas un anticipo de la megamarcha que está siendo convocada para el 19 de abril, insigne fecha patria cuando Venezuela conquistó su libertad del dominio español. Amanecerá y veremos.
El autor es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
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