Cortina de taladros

El escándalo que envuelve el caso de los tres taladros que compró YPFB por US$ 141 millones tiene afanados a gobernantes y opositores, lo que podría dar la impresión de que en Bolivia reina la transparencia y que la fiscalización es la norma.

PETRÓLEO ORO ESTAÑO El precio del petróleo ha vuelto a caer como consecuencia de la producción en Estados Unidos. Esta es precisamente lo que los expertos esperaban y la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia temía. La reducción en producción acordada por la OPEP y Rusia resultó en una leve recuperación del precio que hace viable los campos de petróleo shale de EEUU. Este es por ahora el nuevo precio de equilibrio para el petróleo a nivel mundial. La creciente tensión geopolítica generada por Corea del Norte y Estados Unidos ha logrado elevar el precio del oro. La incertidumbre sobre las elecciones en Francia de este fin de semana también han contribuido al panorama de incertidumbre y son los principales factores que impulsaron las compras de oro durante la semana. Sin embargo, los inversionistas que esperan una recuperación económica mundial están vendiendo su oro para invertir mantienen el mercado equilibrado. El Instituto Internacional de Investigación del Estaño (ITRI por sus siglas en Ingles) ha presentado Código de Conducta Empresarial que garantiza a las empresas el origen del estaño que compran y usan. La iniciativa llega tras el fracaso de un sistema internacional que garantiza que la minería no se realiza en zonas de conflicto y que las condiciones laborales de los mineros son óptimas. El nuevo Código es voluntario y entra en vigencia en octubre de este año.

En realidad, este caso, aparte de ser una cortina de humo, en cuya fabricación hay expertos dentro del Gobierno, podría ser tomado como la punta del ovillo, de un gigantesco ovillo de adquisiciones multimillonarias ordenadas por la empresa estatal.

El propio Santos Ramírez, hablando desde la cárcel donde está guardado por corrupción, denunció que la planta separadora de Río Grande estuvo valorada en US$ 60 millones durante su gestión como presidente de la empresa, pero que terminó costando US$ 159 millones. Aquí, la transparencia no funcionó. La fiscalización estuvo a cargo de pocos medios y pocas y confinadas columnas.

Para ir de menor a mayor, se debe mencionar la planta separadora de Yacuiba, que terminó costando más de US$ 700 millones, monto al que llegó en un acelerado proceso de inflación en el que tampoco se vio transparencia. Y ahora se anuncia la compra de la planta de polipropileno, cuyo costo estimado es de US$ 2.000 millones, cifra que explica muchas cosas, comenzando por el escándalo de los taladros. Si se diera el caso del pago de comisiones por semejante monto, que es a lo que aspira cualquier burócrata bien ubicado en la jerarquía política, estaríamos ante una fuerte puja de influencias.

En la lista no se debe olvidar a la planta de urea y amoniaco de Bulo Bulo, que costó, por el momento, US$ 800 millones pero que, con el tren que necesita para poder operar, costará US4 1.200 millones. Que su producción no se pueda vender porque la planta está ubicada muy mal, junto a los cocales ilegales del Chapare, es otro cantar. Tendrá que vender en frontera en US$ 537 la tonelada, cuando en el mercado internacional la urea se cotiza en US$ 203 T.

De los desaciertos de YPFB en temas de inversión el más evidente es el hecho de que no se ha invertido en descubrir nuevos yacimientos y se han concentrado los gastos millonarios en proyectos que consumen gas y aumentan nuestra dependencia del gas. Un gas que se hace cada vez más escaso. Una posible explicación es que las comisiones en estos proyectos son menores.

El caso de las perforaciones en Lliquimuni, hechas a pesar de que YPFB tenía en sus registros la perforación infructuosa en esa misma área en los años 90, entra en otra categoría: gastos hechos para ayudar a la empresa venezolana Pdvsa, que alquilaba los taladros.

En fin, que los taladros abren y cierran una saga de engaños y desengaños. Y forman una cortina de taladros.

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