Situación de los niños en Bolivia

En medio de lamentables informaciones acerca del deplorable estado en que se encuentra la mayoría de la población infantil boliviana, se celebró hace poco el Día del Niño, oportunidad en la que autoridades e instituciones reiteraron denuncias dolorosas acerca del estado de ese valioso sector de la sociedad.

Los datos generales sobre la niñez boliviana pasan por casos de desnutrición, alimentación deficiente, pésima atención educativa, malos tratos, trabajo obligado, abusos sexuales y una serie de problemas que es difícil enumerar.

Tan alarmante es la situación de los niños bolivianos que hace poco en la ciudad de El Alto se registró la muerte de una niña por hambre, mientras sus hermanos vivían angustiosas circunstancias y sus padres estaban postrados en cama, también padeciendo efectos de pobreza extrema.

Asimismo, solo por citar un caso de muestreo a nivel nacional, en El Alto 18,5 por ciento de los menores de dos años sufre desnutrición crónica, mientras otro 1,6 por ciento sufre desnutrición aguda, casos posiblemente similares a otros pueblos de la región andina y la oriental y que se encuentran alejados de la atención estatal.

Si bien en la zona alteña de La Paz se observa ese alarmante estado de cosas, la situación a nivel nacional es aún más dramática, pues la desnutrición aguda afecta al 1,4 por ciento de los menores del país. En cuanto a los menores de cinco años, también se confirma la existencia de mala alimentación, aspectos que, no obstante la atención de algunos centros de salud o materno infantiles, se mantienen estables o, peor aún, tienden a agravarse.

Resulta obvio insistir en que esos problemas de mala alimentación y desnutrición causan efectos graves e irreversibles en los afectados, ya que la mayoría, pese a su corta edad, para sobrevivir se ve obligada a trabajar en condiciones penosas y así ayudar a la economía de sus padres. Es más, en esas circunstancias, derivan al consumo de drogas y a la delincuencia o son víctimas de la “delgadez “extrema”, son afectados por enfermedades como tuberculosis, raquitismo, deficiencias mentales y sinfín de amenazas para su salud, resultado que, finalmente, atenta contra el interés nacional.

Un nuevo factor se suma al deplorable estado en general de la niñez boliviana, también amenazada por la trata y tráfico de personas, aspectos que la burocracia subestima debido a limitaciones presupuestarias o ineficiencia profesional.