Sin solidaridad

Señor Director:

Como fácilmente se puede comprobar, en muchos casos se observa falta de solidaridad en vehículos públicos como microbuses, donde muchos pasajeros se dedican, apenas consiguen asientos, a usar sus celulares para pasar el tiempo. Lo triste es que se olvidan, por ejemplo, de ceder asiento a personas mayores o mujeres con niños.

Por otra parte, dentro de los minibuses se observa a pasajeros que al salir tarde de sus hogares, azuzan al conductor para que salga de la ruta y acorte distancias, o emprenda una veloz carrera, sin pensar en la seguridad de los otros usuarios. No faltan los que hacen parar los vehículos de transporte público en cualquier lugar para subir, sin darse cuenta que de esa manera contribuyen al caos en las calles.

También es frecuente ver a pasajeros que deciden bajar del minibús no en una esquina, sino cerca a su destino, que puede ser en media calle o en la puerta de sus domicilios, como si se tratara de un servicio de taxi, lo que provoca discusiones entre usuarios o con el conductor que peca de docilidad.

Y ante repentinas manifestaciones de protesta en vías del centro de la ciudad y cuando en las paradas de minibuses se observa a grupos de gente desesperada por conseguir transporte, no faltan los pasajeros que no se inmutan, aunque podrían bajar antes de llegar a su destino y caminar un poco. Así alguien podría ser favorecido por ese gesto de solidaridad. Pero quienes obran de esta forma son muy pocos.

Ángel G. Guardia S.