Constituye una incongruencia mayor que Bolivia sea importadora de alimentos. Un estudio de la Fundación Jubileo, difundido ayer por EL DIARIO, indica que tan solo en los dos primeros meses de año esa importación ha subido en el 28,9 por ciento.
Resulta incomprensible que el país importe alimentos cuando tiene un territorio riquísimo para todo género de productos. En algunos podrían demandar procesos de industrialización, pero no es una explicación suficiente, menos halagadora para el sentimiento nacional.
Aquellos comerciantes podían empeñarse, en vez de importar y gastar discrecionalmente los dólares que ingresan al país, en establecer industrias de los productos que requieren este proceso y que ellos los tienen perfectamente identificados.
Y si se trata de bienes suntuosos, esos comerciantes deberían tener una mayor conciencia patriótica para no malgastar, con tanta irresponsabilidad, el dinero duro que ingresa al país, cuando lo adecuado sería que estos recursos sean invertidos en industrias de mercaderías o alimentos que se requiere en este procesamiento.
En caso de que se trate de alimentos y bienes de demanda pública, lo apropiado sería que no los importen y si la gente los necesita instar al sector industrial a producirlos, en particular en los casos en que Bolivia dispone de la materia prima requerida.
Es necesario que todos los bolivianos tengan mayor conciencia sobre lo que consumen, por una parte y por otra, considerar que los ingresos que tiene Bolivia en dólares son por las exportaciones de sus riquezas y corresponde no gastarlos tan fácilmente.
Esos recursos deben ser destinados exclusivamente a industrializar al país y abstenerse del consumo de productos importados, con mayor razón cuando se trata de aquellos que involucran a riquezas naturales que tiene el país.
Ante la posibilidad de que todavía no se los industrialice, habría que sustituirlos con productos similares que tengan origen nacional. Mucho se habla de “hacer Patria”. Si existe el propósito de cumplir con este precepto, lo primero que se tiene que hacer es solo consumir productos nacionales.
En Bolivia hay bastante dinero disponible, basta con ver la magnitud de los depósitos bancarios. Se opta por este camino por dos razones fundamentales. Porque los gobiernos no se ocupan realmente de garantizar e impulsar la producción y el desarrollo nacionales.
Estas ausencias determinan que se recurra a la facilidad de importar, de una parte utilizando irresponsablemente los dólares obtenidos con la riqueza nacional y, de otra, mantener el atraso del país, cuando deberían ser los más interesados en industrializar y de esa manera obtener inclusive mayores ganancias.
En todo caso, es seguro que todos o por lo menos la mayor parte de la población, sobre todo de aquella que tiene conciencia y cariño al país, tiene que deplorar que en enero y febrero se hubiera importado alimentos, en vez de estimular la producción nacional y si no los tenemos, hacer que se los produzca.
Entretanto, habría que contenerse de consumir productos o alimentos importados, porque se está atentando contra el crecimiento del país. Pues, todo depende de la demanda o consumo que se haga de productos importados, cuando lo pertinente, como obligación elemental de los bolivianos, es crear las condiciones para estimular la industrialización del país.
De su parte, al Gobierno le corresponde gastar menos y dejar de seguir aumentando los impuestos al sector industrial, en todo caso lo atinado sería reducirlos o mejor eliminarlos hasta cuando se logre la plena industrialización nacional, para llegar al punto de ser más bien exportadores de su producción.
Solo entonces se podrá decir que se ha trabajado por el desarrollo y el crecimiento de la Patria. Entretanto, seguirán siendo autores o, por lo menos, cómplices de su atraso económico y social.
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