Evo, el guerrero solitario

Después de lidiar con sus enemigos políticos dentro del país, sintió mayores bríos para seguir peleando contra el imperialismo norteamericano, velando sus armas en el Palacio Real de la plaza Murillo ante la mirada admirativa de los periodistas que concurren para cumplir con su trabajo periodístico, entre los que sobresale mi corresponsal, la sagaz cochabambina, junto a sus colegas de diferentes medios.

Grande fue la sorpresa de mi corresponsal y sus colegas cuando Evo les anunció que todos ellos lo acompañarían a Nueva York, capital del imperio capitalista, donde cual solitario quijote libraría otra heroica batalla contra su poderoso enemigo atrincherado en la sede de Naciones Unidas, cuyas oficinas se hallan muy cercanas a Wall Street.

Le brillaron sus ojos de alegría a la chascañawi nacida en Quillacollo, pues también ella estaría en la delegación junto a tres yatiris, Kaliman, Mandraque y Titirico y algunos futbolistas que conformarían su equipo, pues también estaba programado un partido de fútbol entre el equipo del presidente norteamericano Donald Trump y el capitaneado por nuestro gladiador futbolista Evo Morales.

Según un primer despacho de mi subalterna periodística, el guerrero solitario se dirigió a la sede de Naciones Unidas no muy poblada en estos días cuando no es tiempo de Asamblea General, detalle que pasó por alto el infatigable enemigo del imperialismo, quien ante escaso público dejó sentado que él había echado de Bolivia a la DEA, a USAID, y a las bases militares norteamericanas, sin olvidar al último embajador de Estados Unidos en Bolivia, noticia que causó aplausos de los pocos rusos, norcoreanos y chinos que frenéticamente estallaron en gritos de júbilo ante la presencia viva del notable y valiente líder indígena boliviano nacido en Orinoca, departamento de Oruro.

Después de su heroica actuación, cumplió con su ritual deportivo, abrazó y felicitó a nuestro embajador ante la ONU Sacha Llorenti, quien acababa de cumplir con la proeza de hacerse fotografiar junto al mandatario actual de los Estados Unidos, lo cual engrandece más aún la hazaña guerrera de nuestro brioso e incansable luchador contra el imperio.

Espero ansioso mi reencuentro con Macacha, mi corresponsal para compartir con ella una parte de la gloria que nos corresponde a todos los bolivianos por la gesta guerrera que ganó Bolivia ante la opinión internacional, aunque no pudimos ser testigos directos de ese gran triunfo boliviano.