“A otro perro con ese hueso”

La realidad en la que vivimos día a día nos ofrece muchas novedades, que muy bien pueden ser calificadas como “tomaduras de pelo”.

Ahora estamos frente a una serie de interrogantes y preocupaciones en relación con el nombramiento de autoridades judiciales, designaciones que inevitablemente recibirán profesionales de la ciencia del Derecho.

Este hecho preocupa a la opinión pública y también a políticos opositores a la actual gestión, porque según éstos últimos, la elección de postulantes seguramente tendrá la aprobación (y una ayudita) de legisladores del oficialismo.

JUSTICIA BOLIVIANA

No es novedad la “fama” que tiene la justicia boliviana. Las reiteradísimas denuncias públicas sobre hechos que han originado grandes escándalos en el país, con el paso del tiempo se las lleva el viento y con esa característica negativa transcurren años y más años.

Después de que los propios gobernantes actuales afirmaron que la justicia de hoy está “podrida”, nuevamente salen a la luz pública reiterados anuncios en sentido de que ahora la elección de nuevos magistrados se la realizará con base en la “meritocracia”, con el objetivo de “mejorar” la justicia.

La psicología aconseja razonar siempre con optimismo y esperar que las situaciones mejoren en el futuro. Pero como conocemos de sobra nuestra idiosincrasia, podemos afirmar con toda seguridad que después de los nuevos nombramientos, otra vez estaremos lamentando y denunciando actos calificados de ilegales, injustos y otras denominaciones y acusaciones parecidas.

JUSTICIA Y RELIGIÓN

Según nuestra opinión, en el mundo y en todo tiempo no ha existido ni existe una verdadera justicia. Por esa razón todas las religiones prometen una “justicia divina” en el más allá, porque en este mundo reina la injusticia.

Y seguimos: un leguleyo puede ser el más inteligente, el más versado en leyes y en fin el más sabio; pero si en su hogar no ha recibido una adecuada educación de valores nobles y sólo le enseñaron a “ser vivo”, tarde o temprano caerá en la tentación de alejarse de la ley para dedicarse a toda clase de “picardías”.

Ya lo dijo Napoleón Bonaparte: “todo hombre se vende, sólo falta saber su precio”. Nosotros diríamos: “en arca abierta, hasta el más justo peca”; o como escribió alguna vez el tradicionista Ricardo Palma: “En el cielo manda Dios, los diablos en el infierno y en este pícaro mundo, el que manda es el dinero”. Maquiavelo también aseguró alguna vez: “todos los hombres son débiles… y amantes del lucro”.

OTROSÍ

Y como estamos recordando frases célebres y refranes, despedimos esta nota con este acápite:

Cuando en todas las épocas nos hagan promesas en sentido de que futuros magistrados serán imparciales y que impartirán una justicia veraz, con la experiencia vivida tendríamos que responder con otra frase conocida y escrita nada menos que por el gran Miguel de Cervantes: “a otro perro con ese hueso”.

Amén.