Cierre de empresas

En toda Bolivia, en particular en los departamentos de La Paz y Tarija, se ha registrado durante el año pasado el cierre de numerosas empresas industriales y comerciales como resultado innegable de la crisis económica que sufre el país por efecto de dificultades de origen tanto externo como interno.

Uno de los casos más notables es el que se refiere al Departamento de Tarija, donde los efectos de problemas económicos externos determinaron que el año pasado se cierren 463 empresas, hecho que provocó que las autoridades de ese distrito adopten medidas de urgencia para retornar al orden anteriormente existente.

Al respecto, el Gobernador tarijeño hizo un diagnóstico de la situación y atribuyó el hecho a la caída de los ingresos por los hidrocarburos, principalmente el impuesto denominado IDH que, en años anteriores, causó notable progreso a la región.

Al mismo tiempo, la Sociedad de Ingenieros de ese Departamento destacó que la crítica situación económica se debería a que “Los proyectos siguen paralizados, varias empresas se están cerrando”. Por su parte, el Gobernador tarijeño dijo que “El desafío más debe vérselo como una necesidad fundamental porque tenemos la necesidad de pensar más allá de los hidrocarburos”.

El cierre de tan elevada cantidad de empresas en Tarija es vista como efecto de la crisis económica que sufre todo el país por el derrumbe de los precios de los hidrocarburos, materia prima de la que depende la economía nacional. Pero ese fenómeno hace ver que también existen otros factores en torno al asunto.

En efecto, en Tarija se estaría produciendo lo que se denomina “crecimiento y concentración de capital”, o sea que algunas empresas pequeñas cierran por falta de competitividad, mientras otras, con mejores mecanismos administrativos, crecen y se desarrollan. Ese proceso significaría el desarrollo del sistema de producción capitalista, al contrario de frecuentes opiniones desfasadas. Sin embargo, ese crecimiento está obstaculizado en desmedro del interés nacional, por políticas salariales no adecuadas a la realidad nacional y otros.

Si se hace una evaluación del cierre de empresas a nivel nacional durante el año pasado, no puede menos que concluirse que este descenso continuará mientras sigamos viviendo de los precios de exportación de materias primas, el país siga dedicado al extractivismo de recursos naturales y la subestimación de las fuerzas productivas internas.