De la libertad al libertinaje

Como todos los años el 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Reconocidos por la normativa Supranacional y por la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, los Derechos a la libre opinión y a la expresión de los mismos, son el cauce en donde la Libertad de Prensa fluye en las sociedades democráticas.

La Libertad de Prensa está referida a la libre difusión de los pensamientos por todo medio de comunicación, desde los impresos hasta aquellos comprendidos en las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs).

Esta Libertad no se agota en el trabajo cotidiano de los periodistas, sino que alcanza a toda la ciudadanía y se constituye por ello en parte fundamental del intercambio comunicacional de ida y vuelta entre el sistema político y la sociedad.

Ya sea en este gobierno o en cualquier otro, este intercambio tiene como tema central a la administración del Estado, lo que genera dos corrientes de opinión: aquellas que apoyan la gestión gubernamental y las otras que la rechazan.

En democracia es poco probable que todas las acciones gubernamentales provoquen únicamente apoyo o rechazo, por lo general hay una saludable oscilación entre ambas. Este movimiento se alimenta del debate público y éste de las informaciones que son difundidas por los medios de comunicación gracias a la Libertad de Prensa.

Si bien el ejercicio de esta Libertad corresponde a toda la ciudadanía, de forma permanente es invocada por los periodistas para el cumplimiento de su trabajo diario, que abarca desde la información de los acontecimientos más relevantes en el contexto nacional, hasta los que se producen más allá de nuestras fronteras.

El periodista es una suerte de mensajero que se encarga de que la información llegue a los públicos, pero de ninguna forma es el responsable de su contenido. Esta precisión es fundamental, pues a menudo los servidores públicos involucrados en malos actos de gobierno como la corrupción, el nepotismo y otros, desmerecen el trabajo periodístico confundiéndolo con simple oposición política.

Esta confusión voluntaria o involuntaria, ocasiona que se busque restringir y en algunos casos conculcar la Libertad de Prensa con el argumento que se habría degenerado en “libertinaje”.

De esta forma, no han sido pocas las ocasiones en las que, en la administración del presidente Evo Morales, distintos Movimientos Sociales a través de sus voceros han clamado por medidas jurídicas que impongan límites a la Libertad de Prensa.

¡Vaya petición en un régimen democrático!

Cuando lo que deberían exigir a los gobernantes es sobriedad en los gastos públicos y honestidad en el manejo de nuestros recursos.

Debe quedar claro que un síntoma inequívoco del desgaste de la democracia y del surgimiento del autoritarismo es, sin duda, una prensa dócil y acomodada a las necesidades del gobierno.

La existencia plena de la Libertad de Prensa en una sociedad es garantía de pluralismo y tolerancia, ambos ingredientes fundamentales en la búsqueda del bien común.

El autor es ex presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz y Docente Titular de Opinión Pública en la UMSA.